Le había pedido ¡tanto! a los ángeles y arcángeles ¡que él vuelva! que la vida le de la
oportunidad de un reencuentro.
Claro, ella sentía que así resurgiría el antiguo amor, la antigua dedicación, la gentileza de la ilusión. Anhelaba el regreso del que había sido su maestro, su guía, su luz. Sabía que estos años no habían pasado en vano, percibía su propia capacidad transmutadora, saboreaba el color de su autonomía, el testimonio de la laboriosa percusión del deseo. Todos esos días, en las sombras del ensueño, en los momentos de plenitud, rememoró y recorrió los comienzos de la relación entre ellos, las discordias, las risas, la brecha ancha entre las manos, la cercanía de los cuerpos. Aún así, sonreía porque la vida le había posibilitado amar, crecer, creer en los demás. Hacía pocos instantes planetarios que ella creía en ella. Hacía pocas luces cósmicas que ella comprendía el «estar» de las comunidades originales de América Estar. El encuentro entre el cielo y la tierra, entre la acción terrenal y la meditación espiritual. Estar ahora. El símbolo del infinito unificado en cada vida particular, en cada susurro de los árboles, en el vuelo de los pájaros, en las olas huracanadas del olvido y la meseta árida erguida cobijando el sol. Había recibido a su sombra primero con odio, luego con desconfianza y mas tarde sabiendo que era parte de ella misma, que estaba aquí para palparla y cual una casa antigua, reciclarla. Las palabras comenzaron a deternerse, las letras le parecían extrañas, sólo el palpitar de esa paz movediza que le ocurrió, así de a poco y se fue instalando en su ser. Y él volvió!, los ángeles y arcángeles la habían escuchado, la habían acompañado en su ruta! Y lo sintió astuto, egoísta, capaz mentalmente capaz de conocimientos de muchos conocimientos mentales, un tanto fríos y calculadores. Lo primero que sintió y pensó fue ¿qué extraño!, nos siento extraños? No pudo conjugar el nosotros. Trató que la soberbia no la inunde, que el presente acaricie la pendiente, porque sentía que el tobogán de la plaza de la esquina era la mejor imagen para ellos una pendiente con caída rápida a los umbrales de la despedida. Hizo fuerza, sabía que se volvía a quedar sola, pero ésta vez sin él para sobre él inventar el amor! Sintió que si se quedaba al borde del precipicio porque la arrullaba el temor, se moriría de hambre, de sed, de frío, de calor, de posibilidad de Sintió que muchas veces pensó como sería dar un salto al vacío, ahora lo daría y no sabía simplemente no sabía. Saber! siempre saber! esa necesidad orgullosa de estabilidad sobre y en el saber!, saber qué? Y saltó! si, saltó! llena de lágrimas y sonrisas, saltó! se despidió con mucha ternura de él. La vida viéndolo se dijo que lo que alguna vez había sido movimiento hoy es otro movimiento Hoy no tiene rostro aún el movimiento del amor! el rostro del otro aún no se presentó! Corrió al espejo y su rostro le devolvió algo de pena, le hubiera gustado mucho que funcionara el reencuentro!, pero su rostro enmarcaba una amiga! Angeles y arcángeles asistencia! deseo que me ayuden a cocrear la alegría en mi corazón! |
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Licenciada Rut Diana Cohen
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Entre lo místico, la fantasía y la realidad, hablar de resurrección, puede llevar a conjeturar teorías de todo tipo y forma.
Muchos tratan de generar explicaciones respecto al tema, para organizar su mundo interior, para hacer el mundo más previsible, mientras otros, más dogmáticos, aceptan el concepto tal como se los inculcaron a través de la educación. En la vida real y desde el significado más estricto, que correspondería, según entiendo "volver a la vida a alguien que la perdió", podría decir que nunca me tocó vivir ni presenciar ninguna resurrección, ni saber que alguien la atravesó. Si lo vemos de una forma menos estricta, como "recobrar la vida a algo que la estaba perdiendo", entonces tal vez podamos incluir los hechos que nos rodean y se refieren a salvar la vida casi perdida de una plantita, un animalito, o alguien que estuvo en mal estado. Si ampliamos y flexibilizamos aún más el concepto podríamos expandirnos al reino de lo inanimado, y decir que "resucitamos" un cuadro al que pusimos un marco nuevo o un mueble al que lustramos, etc. Desde la fantasía, podemos ver muchas películas, cuentos, libros que refieren al tema, no creo que por tradición, sino por ser un hecho deseable desde lo humano, y lamentablemente no alcanzable por medio alguno que se haya ideado. Un deseo imposible hasta hoy, para el común de la gente. Pero entre fantasía, deseo y realidad, parece que puede hablarse de un hecho majestuoso, único (tal vez), que marca toda nuestra civilización y probablemente le seguirá imprimiendo su sello particular: La resurrección de Jesús, el Cristo. Es justo aclarar, que no fue ése el hecho que hizo trascendente a este ser enigmático de hace dos mil años, sino sin duda su temple, su enseñanza, su vida toda, como ejemplo para la humanidad. Para el que quiera saber acerca de él, mucho hay escrito. Para el que solo oye de pasada, puede que sea solo "el que resucitó". Pruebas de su vida, hay muchas, incluso parece que hay pruebas de su muerte y de su resurrección. A través del manto con que fue cubierto, investigado por la ciencia, puede evidenciarse que algo trascendente pasó con esa tela. A pesar de emitirse diversos veredictos sobre su veracidad, ningún científico pudo descartarlo como fraude. Es curioso que Alguien o Algo nos haya legado algo que aunque sea un simple trozo de tela, simbolice, hasta para la ciencia, un misterio tan grande como lo fue la vida de Jesús y por supuesto su muerte. Tal vez un tema que podamos tratar, sin entrar en lo religioso, es esa fascinación por saber de la muerte. Parece que para saber realmente de ella, lo más válido es haberla padecido y haber vuelto para contarla. La ciencia pretérita buscaba la "piedra filosofal" que, para los alquimistas representaba la búsqueda de la fórmula de la vida eterna. Hoy la ciencia se contenta con solo prolongarla como consuelo por no haber hallado la clave de la inmortalidad. El deseo que subyace a esto es a mi modo de entender, el no querer saber de la muerte, de la aniquilación del ser, más que el deseo de vivir por siempre. Ya que la ciencia no nos da respuesta, muchos nos vinculamos con la religión, para ver si a través de sus claves puede llegarse a prolongar la vida, o bien a no temer a la muerte (o una tercera opción más aventurada: resucitar). Dentro del campo de lo místico, se encuentran muchas alusiones al tema. Muchos seres según la tradición, o ciertos escritos, lograron ser muy longevos. Otros consiguieron una hipotética vida eterna. Lo cierto es que no siempre se dice cómo obtuvieron esta facultad, aunque sí se les atribuye en muchos casos, una vida ejemplar, empapada de los más altos valores éticos y religiosos. Una simple reflexión sobre este tema, me lleva a mirar la vida del exponente más importante en el acto de resurrección, es decir la vida del Cristo. Y me atrevería a afirmar, en virtud de ello, que si alcanzamos a encarnar el Amor incondicional que logro Jesús por la humanidad, el Amor por la vida, el Amor por su Padre, estaríamos a un paso de vivir por siempre. No en el sentido de hacerlo necesariamente con el cuerpo físico que tenemos, pero sí en la mente de nuestros semejantes por muchos y muchos siglos. Al igual que Él, al igual que Jesús de Nazaret |
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Licenciado Alejandro Giosa
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Un virus de la familia de los coronavirus fue identificado como la causa más probable de la
epidemia mundial de neumonía atípica, anunció el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados
Unidos. "Tenemos que seguir investigando, pero creemos estar sobre la pista correcta", declaró la directora
del CDC, Julie Garberding. Para confirmar esta hipótesis hacen falta nuevos análisis, entre ellos de
cultivos de virus, además de la secuenciación del genoma viral y del examen de especímenes de pacientes
en diferentes estadios de la enfermedad. Dos de los coronavirus conocidos por infectar al hombre son
la causa de un tercio de los resfríos más comunes y de infecciones respiratorias en los bebés prematuros.
Vale recordar que la OMS advirtió que hay que ser cautelosos. «El proceso para identificar el agente causante del SARS no está de ninguna manera terminado. Pese a que el virus ha sido aislado, su identidad aún es difícil de conocer», dijo la organización en un comunicado. Investigadores de la Universidad de Hong Kong aseguran que han conseguido desarrollar una prueba para detectar el virus que origina la epidemia de neumonía atípica, que provocó la muerte hasta el 30 de marzo de alrededor de 56 personas en todo el mundo y que afectaba, según la OMS, a una 1.550 en trece países. El doctor Carlo Urbani, el médico italiano de la OMS que fue el primero en identificar el virus de neumonía atípica, murió el 29 de marzo, afectado de la misma enfermedad. El profesor de virología Malik Peiris anunció que el test, que ofrece resultados en unas horas, se empezará a aplicar en los centros hospitalarios de Hong Kong, donde ya se han registrado diez fallecimientos. La prueba identifica en plasma los anticuerpos del síndrome respiratorio agudo severo y detecta también partículas virales en secreciones respiratorias. Las autoridades chinas reconocieron que habían registrado oficialmente treinta y cuatro muertes a causa de esta neumonía atípica que se inició en la provincia de Guangdong, donde hay más de ochocientos casos. También se confirmaron otras cuatro infecciones en Taiyuan, al norte de China, además de diez infectados en Pekín, de los que han fallecido tres. La Organización Mundial de la Salud ha confirmado casos de neumonía atípica en China, incluyendo a Hong Kong, Singapur, Vietnam, Tailandia, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Gran Bretaña, Suiza, Italia, Francia, Taiwán y la República de Irlanda. Este organismo informó sobre los procedimientos de control que se desarrollan en los aeropuertos de estos países. «No hay una restricción de viaje» ni para las personas ni para las mercancías, dijo el director de la OMS, quien subrayó que las reacciones de pánico son injustificadas. Los viajeros tendrán que responder a dos cuestiones para saber si tienen síntomas de neumonía atípica, como fiebre, tos y dificultad para respirar, así como si han tenido contacto con enfermos afectados por el virus. En caso de duda, los pasajeros serán ayudados por personal sanitario especializado. En esta línea, las autoridades rusas han reforzado los controles para aquellos pasajeros que provienen de Asia y Europa. Expertos de Naciones Unidas señalaron también en rueda de prensa que las investigaciones sobre las causas del llamado síndrome respiratorio agudo severo (SARS) han permitido descartar algunos de los virus ya conocidos. «Podemos fácilmente saber quién ha infectado a quién», señaló Guénaël Rodier, experto encargado en la vigilancia y respuesta a enfermedades transmisibles de la OMS. Un informe realizado en China sobre un brote iniciado en noviembre aunque se desconoce todavía si se trataba de la misma enfermedad- incluye datos sobre diagnóstico y tratamiento de más de 300 casos. La OMS analiza estos datos con la idea de que pueden ofrecer pistas sobre el origen del misterioso síndrome. Los casos registrados en China están «realmente» relacionados con los aparecidos en Hong Kong, según la OMS, que baraja la posibilidad de que surgiera del médico enfermo de Guangzu que pasó la noche en un hotel de Kowloon, foco del origen de la propagación de la patología en Hong Kong. |
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Health I. G. News
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El mito de la resurrección es común a muchas religiones antiguas.
Aparece, desde luego, en el cristianismo; pero está también presente en las tradiciones del México pre-colonial, donde Quetzalcoatl "desciende a los infiernos y al tercer día vuelve de entre los huesos de los muertos". Es similar al mandamiento alquimista: "Visita interiora térrea, rectificano ilvenis ocultum lapidem" (visita el interior de la tierra, rectificando hallarás la piedra filosofal). También es la aventura en el bosque encantado en la saga de los caballeros de la tabla redonda. Y el recorrido del laberinto en el mito del minotauro. O el combate contra la muerte de Buda. Y el mito de la caverna de Platón. En el Nuevo Testamento, Jesús el Cristo dice: "No busquéis aquí ni allí (el paraíso), porque dentro de vuestro corazón está". Desde esta perspectiva el infierno y el paraíso son estados de la vida. En el budismo, se reconocen diez estados de vida, entre los cuales, el más bajo es el estado de infierno. No hay resurrección posible sin un descenso a los infiernos, y esto está claro en todos los mitos que se refieren a este fenómeno. El infierno es algo que está en nosotros mismos, en nuestro interior. La resurrección es, entonces, lo que sobreviene después de una visita al propio inconsciente profundo, porque infierno y paraíso están allí. Es un viaje épico, donde el hombre no se juega sólo la vida, sino la razón. Es un enfrentamiento cara a cara con la muerte. Y dura tres días, porque cada día corresponde a uno de los planos de la conciencia (en algunas tradiciones): mental, emocional y físico. El Rey Arturo pierde su fortaleza a causa del enseñoramiento del mal sobre la Tierra. Camelot, el imperio de la justicia, es destruido. Entonces, Percival recupera el Santo Grial y le da de beber a su Rey, quien recupera las fuerzas y abate finalmente al mal, aunque pierde la vida en su cometido. El Santo Grial es la misma copa de la que Jesús dice: " bebed porque esta es mi sangre " Representa al corazón y éste a la vida. Arturo y los apóstoles beben de la fuente de la vida misma. La fuente de la vida induce a la resurrección. El significado en el terreno práctico señala la alianza necesaria con la energía vital y la importancia de enfrentar las propias sombras del mal. Los seres "resucitados", como el ave Fénix, son los que han acopiado energía vital y enfrentado y vencido a su propio infierno. La batalla es doble, porque para vencer al mal interior es necesario, también, enfrentar a la manifestación del mal en lo exterior. Implica una dinámica de la existencia que supera la monotonía de lo cotidiano y nos introduce en una gesta épica. Esta gesta está por encima de las batallas en el mundo manifiesto. Las guerras y la miseria se suceden porque en el mundo reina la hipocresía. La mentira es la gran hija de la oscuridad. Camelot es el reino de la Luz, porque en él impera la justicia y la igualdad (representada por la mesa redonda, donde no hay cabecera). En cambio, en el reino de la oscuridad hay esclavos y emperadores y la balanza de la justicia se inclina vehementemente en la protección de los más fuertes. En el infierno es la ley de la selva, los fuertes devoran a los débiles y éstos son obsecuentes con los fuertes, este es el estado de estupidez del que habla el budismo. Los guerreros míticos, al igual que los Mesías y los Avatares místicos, no se quejan por la existencia del mal. Saben que el mal es necesario para su propia revolución espiritual. Reúnen todo su poder para enfrentar al mal y vencerlo. La resurrección del hombre producirá, como efecto inherente, la resurrección de la sociedad, como una forma de asociación a favor de la evolución y expansión de la vida.
San Juan de Puerto Rico, 24 de abril de 2003
exclusivo para «S.O.S. Psicólogo»
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Juan Carlos Laborde
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