Cuando hablamos de la naturaleza, del mundo y nos referimos específicamente al origen, al
modo como todo comenzó y los cambios que fueron necesarios para lograr la armonía y la convivencia,
entre las diversas partes del sistema, nos sucede algo que ronda lo místico, lo curioso, lo extraño, lo
que poco podemos entender, y solo a veces adjudicar sin vergüenzas a algún supremo creador, hacedor
de lo material e inmaterial.
Lo que sí podemos decir que si hubo algún "hacedor" realmente hizo las cosas maravillosamente bien. Creo que escapa nuestra comprensión la conjugación casi perfecta de elementos, estados, y desarrollos, en tan deslumbrante armonía. Incluso hoy con una amplia capacidad tecnológica, se nos hace difícil explicar en toda su complejidad real, hechos que a simple vista parecen simples. Sin ir más lejos hace unos años atrás, para predecir el estado del tiempo a alguna gente avisada en el tema, le bastaba mirar el cielo, oler el aire, mirar algunos animales, y tal vez producían un buen pronóstico del tiempo. Hoy en este medio ciudadano, en que hemos perdido esas capacidades de "leer" la naturaleza, a pesar de contar con un sofisticado sistema de medición de presiones (humedad, temperaturas, etc.) "muy científicos" parece ser que nos faltan todavía datos a tener en cuenta para lograr mejores aciertos en predecir el estado atmosférico del futuro cercano. Parece bien cierto, a todo esto, que cuantos más datos tengamos en cuenta, mejor podemos explicar como funcionan las cosas, y entender su desarrollo, y su equilibrio. Creo que el ser humano debería hace mucho, haber pensado seriamente en esto, y promover el equilibrio del sistema planeta tierra, como para que podamos seguir viviendo unos años más sobre este querido hábitat. Si puede darse algún ejemplo de lo que no debe hacerse para desequilibrar algo, y destruir lo creado, no hace falta más que salir a la calle, ver el cielo, oler la atmósfera, y sentir el efecto "invernadero" que hemos logrado. A eso le llamo crear la destrucción. Todo esto nos sirve para ver que si bien tenemos el poder de destruir lo creado también podemos crear sistemas que funcionen en una relativa armonía. De hecho vivimos creando sistemas familiares, de amistades, de trabajo, de recreación, de deportes, y en general nos suele ir bien, es decir, que no andamos peleando todo el tiempo con nuestros parientes, amigos, etc., sino que a veces estamos algo bien. Y acá sí me parece que cuanto más sepamos sobre como interactúa un grupo de elementos, mejor podemos predecir situaciones y contrarrestar los efectos perniciosos de nuestros actos como para mantener el equilibrio, y que el sistema no se destruya. Esto a nivel social y ecológico también se da, de lo contrario los "hiroshima" se hubiesen multiplicado y destruido el planeta. En lo social nos peleamos, pero algunos todavía estamos vivos e invertimos en seguir estando así y en relativa paz como agregado. Tal vez estemos aprendiendo a mantener el "justo equilibrio", solo espero que el planeta nos espere a que aprendamos como tratarlo a él. En las relaciones con otras personas que parece ser el tema que más nos interesa a los humanos, suceden acercamientos y alejamientos, y tenemos la mala costumbre de adjudicar esos hechos a solo una o dos causas. Si me peleé con mi pareja, lo atribuyo a la discusión sobre cierto tema, que tuve con ella. Pero me olvido de tener en cuenta que tal vez esa discusión era la última de una serie de ellas o bien de una serie de malestares. Que dependió del lugar donde estábamos (es muy probable que de haber discutido en otro lado, mi enojo no sería tal, y hasta tal vez no hubiéramos discutido, etc.). Que dependió de las personas que nos rodeaban (o bien no había nadie), y del estado del tiempo (si hubiese estado lloviendo tal vez en vez de discutir nos hubiéramos tomado un café viendo la lluvia) y otras tantas situaciones periféricas que sin duda influyen. Todo lo que rodea la situación (el contexto) que queremos analizar es relevante, e influye en el desenlace de cualquier situación. No se puede atribuir a un elemento del contexto ni de la situación misma que estudiamos más importancia a una más que a otra, todas influyen y son protagonistas. Lo mismo podemos decir cuando en una relación nos va bien, y estamos dichosos de compartir con alguien nuestras cosas. También el que nos llevemos bien depende además de mi y de la otra persona, del contexto que nos rodea, que pone bondadosamente el marco de esa felicidad, y tal vez si no estuviera, la relación deje de ser dichosa. Por ejemplo somos dichosos porque visitamos lugares hermosos, nos encanta ver la naturaleza y desplazarnos en muy poco tiempo de un paisaje a otro, siendo la relación alimentada por tanta belleza y armonía, pero sé de cierto que si no fuera por el automóvil que nos lleva, la cosa podría ser muy diferente, es más, si se descompone el móvil inesperadamente en esa excursión, bien puede transformar todo en ira o tristeza. Lo que creo es que es posible, crear situaciones que nos sean placenteras, pero para ello es necesario tener en cuenta muchas posibles eventualidades, como para preverlos, y no actuar atolondradamente. Por ejemplo si voy a salir de viaje, antes mando a revisar el automóvil, llevo todo lo que creo me va a hacer falta, y ante todo llevo dinero. En el ámbito de la terapia psicológica nos vemos tentados a veces de averiguar qué fue lo que provocó el cambio positivo en el paciente, si fue la medicación o fue la intervención del psicólogo. Lo real es que es una pregunta parecida a qué fue primero, si el huevo o la gallina. Resulta más práctico y más fiel a la realidad, pensar que un pequeño cambio es generador de muchos otros en un sistema, tal cual es un alud de nieve en una montaña, un cambio produce otros, y esos a su vez otros más, hasta que parece que toda la montaña se viene abajo. También es digno de tener en cuenta que dentro del sistema en que vivimos todos somos importantes para el mantenimiento de lo que se da, sea esto para bien o para mal. Así se puede decir que la tonta costumbre de compararnos con otros es desubicada y poco valiosa. Si ocupáramos el lugar de otra persona, como tal vez sea nuestro deseo, cambiarían muchas cosas además de las que deseamos como cambio, por ejemplo nuestros intereses en esas cosas. Recuerdo una película en la que una variación introducida en el pasado de la persona (por efecto de la magia) produce terribles diferencias en la vida de la persona en la actualidad, y es un risueño ejemplo de cómo pueden variar las cosas con un inocente cambio. Entonces es bastante evidente que vivimos creando situaciones que a futuro definen el sistema en el que viviremos. Y eso lo producimos de instante en instante. Somos perpetuos creadores de sistemas que con el tiempo se establecen y producen un mundo determinado y diferente de otro si hoy actúo de forma diferente. Esos sistemas pueden estar en mejor o peor armonía que si hubiéramos hecho otra cosa, pero en sí eso depende del libre albedrío que poseemos como seres humanos. Me resulta interesante atender a esto, ya que si hoy elijo mis acciones teniendo en cuenta y proyectando qué efectos pueden tener en los demás, y trato de llegar a la armonía con mi entorno, pienso que estoy así fabricando, o creándome una vida un poco más feliz y en armonía. En teoría es muy lindo y hasta parece sencillo. A pesar de esto, si bien no somos computadoras que todo lo calculan podemos hacer algo por estar mejor, del mismo modo que podríamos hacer algo por dejar de provocar efectos que a futuro dañen nuestro planeta. Ambos (nosotros y el planeta) tenemos vidas paralelas y nos necesitamos, necesitamos aprender a prever, para así crear un hoy de acciones más sanas para ambos. |
|
Licenciado Alejandro Giosa
|
La revista The New England Journal of Medicine publicó el estudio de mayor magnitud realizado hasta este momento, en cuanto a la relación sobrepeso-índice de mortalidad. Fue efectuado por la Sociedad Norteamericana contra el Cáncer y abarcó a más de un millón de personas. Según la investigación "las personas excedidas de peso presentan una mayor tasa de muertes prematuras -por alguna enfermedad cardíaca o por cáncer-, en mayor porcentaje entre personas obesas de todas las edades, especialmente las mayores de 75 años". La única excepción fue que la mayoría de las mujeres obesas negras no presentaban un mayor riesgo de muerte prematura que las mujeres negras delgadas. El II Estudio de Prevención del Cáncer evaluó, entre 1981 y 1996, las historias clínicas de los pacientes; cuya edad promedio fue de 57 años. Se calculó el índice de masa corporal (IMC) de cada persona, es decir la proporción entre peso y estatura, registrándolo durante el período del programa, así como la causa de muerte. Los resultados fueron ajustados por edad, educación, actividad física, consumo de alcohol, estado civil, uso de aspirinas como diluyente sanguíneo, consumo de grasas y vegetales, y uso de suplementos de estrógeno. Los hombres blancos más obesos, con un IMC de 40 o más correspondiente a 126 kilos para una estatura de 1,68 metros, presentaban 2,58 veces más probabilidades de morir que sus contrapartes más saludables, de entre 69,40 y 77,11 kilos e igual estatura promedio. Entre las mujeres blancas con un IMC de 40 o más, para 108,86 kilos y 1,55 metros de estatura promedio, tenían el doble de posibilidades de morir que sus contrapartes que pesaban entre 59,87 y 67,13 kilos. El website brasileño Saúde na Internet publicó en su homepage un programa de cálculo del Indice de Masa Corporal que resulta de la división del peso sobre la talla al cuadrado. Los especialistas consideran que el resultado óptimo es 25. Ver en: http://www.saude.nainternet.com.br |
|
Health I. G. News
|
Asma: en búsqueda del eslabón perdido Hace 30 años se hablaba de una prevalencia de la enfermedad del 3%. En la actualidad, según datos de la Argentina, los índices trepan, tomando en cuenta la población infantil, hasta el 17%. Un dato significativo de las últimas estadísticas a nivel internacional es que las cifras más elevadas de asma se observan en Inglaterra, Nueva Zelanda y en Australia; países que cuentan con muy buena Medicina. Hay un motivo por el cual están aumentando las enfermedades alérgicas y que todavía no descubrimos. La frase corresponde al Dr. Natalio Salmún, quien se desempeñó como vicepresidente del XVI Congreso Internacional sobre la enfermedad, llevado a cabo en Buenos Aires a mediados de octubre pasado, y al cual asistieron unos 3 mil profesionales de Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, Asia e inclusive Africa. Sin embargo, el especialista, confiado en las investigaciones de laboratorio, agregó a HEALTH IG News que no falta mucho tiempo para poder hablar sobre la cura total del asma. Es una lucecita que se está acercando a pasos agigantados. Mientras se espera el ansiado día "D", la epidemia avanza silenciosa y el peso económico de la enfermedad se hace sentir. Según el Dr. Salmún, en USA estiman unos 6 mil millones de dólares anuales, de los cuales la mitad son producto de factores indirectos. El gran costo del asma no lo constituyen los medicamentos, sino una mala terapéutica que obliga a una internación del paciente, a pérdidas de horas de trabajo y clases en los niños, y a una disminución en la calidad de vida. Durante el Congreso, los principales tópicos tratados fueron: la creciente importancia de la educación del paciente asmático, los nuevos conocimientos farmacológicos y el control ambiental. Las nuevas drogas suscitan la atención de los médicos, porque hoy contamos con medicamentos de última generación que nos ayudan mucho en el control de la enfermedad, manifestó el Dr. Salmún, quien destacó la terapéutica con aerosoles ya que el paciente recibe menor cantidad de medicamentos por vía directa, llegando a los pulmones, no a través de la sangre. Es más rápida y los efectos adversos de la medicación por vía tópica son menores. Control y tratamiento El Dr. Natalio Salmún indicó a HEALTH IG News que el asma se puede prevenir, porque tiene un componente genético importante. Evitar que aparezca la enfermedad es el desideratum de la Medicina moderna. Eso se puede conseguir -según el especialista- en aquellas personas predispuestas, por ejemplo por tener padres con asma y/o alérgicos, por tener una carga genética hereditaria importante. El profesional argentino recomienda evitar el polvo en el ambiente familiar, evitar el contacto con animales domésticos en los 2 primeros años de vida, conseguir que el recién nacido sea amamantado por lo menos durante los 6 primeros meses, conseguir que nadie fume en el entorno al niño, evitar ambientes donde haya hongos de humedad, en definitiva, evitar el contacto con sustancias que tienen alto poder alergénico. En presencia de la enfermedad, el especialista remarcó que no podemos hablar de un tratamiento del asma. La enfermedad tiene distintos factores que la provocan, posee diferentes grados de severidad y hay que considerar que cada paciente reacciona diferente a los medicamentos. Para el control y tratamiento de la afección el Dr. Salmún pone el acento en: el control ambiental, el tratamiento con vacunas y la nueva generación de medicamentos, la educación del paciente, la necesidad de que el paciente realice actividad física. De esta manera -agregó- conseguimos mejorar la calidad de vida del paciente, transformándolo en una persona totalmente útil para la sociedad, sin ningún tipo de limitaciones. El Dr. Natalio Salmún preside Fundaler (http://www.fundaler.org.ar), una institución de bien público, creada por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología en 1982. Realiza actividades educativas para pacientes, familiares, farmacéuticos y profesores de educación física, entre otros. Posee un banco de medicamentos que entrega gratuitamente y en forma exclusiva a pacientes hospitalizados carenciados. Hace 3 años firmó un convenio con la Secretaría de Deportes de la Nación. Según el Dr. Salmún «nos interesa mucho que el asmático sepa que no es un inválido, que puede y debe hacer deportes como parte del tratamiento. |
|
Health I. G. News
|
Es fundamental para la comprensión psicológica la idea de "unicidad" . La idea de unicidad
se refiere a la característica fundamental que hace a la distinción entre las personas. Somos
únicos, irrepetibles, insustituíbles. No hay dos personas iguales. Cada uno tenemos nuestra propia
"unicidad" dada por nuestras características físicas, la modalidad de expresarnos mediante la corporalidad,
nuestra manera de percibir el mundo, los valores absorbidos en la cultura en la que estamos insertos, el
modo de comunicarnos con el otro, el modo de reclamar su atención y afecto, la expresión de una
espiritualidad orientada a la religiosidad o hacia algo que nos trascienda.
La unicidad va de la mano con la "mismidad", que implica el sentimiento de ser quienes somos, el reconocimiento de "quien soy yo". Vivenciarnos como una identidad asignada, asumida, reconocida por nosotros mismos. Incluye lo que sé sobre mi y lo que desconozco. Saberme imperfecto y valioso para determinadas cuestiones. Saberme único, y a la vez tener en cuenta que no existo sino en función de mi relación con los otros, que son también seres únicos. Desde esta perspectiva comprenderemos que no es sencilla la relación con los demás, porque cada uno tiene una individualidad que no conjuga siempre con la nuestra. Mi percepción del mundo, de las cosas, de la vida, es un flujo continuo, cambiante y dinámico. Permanentemente modifico y rectifico ciertos modos de relacionarme con mi realidad. Y lo mismo sucede al otro. Mi realidad es la forma en que "recorto" significativamente el mundo de acuerdo a mi personalidad, a mis experiencias, a mis necesidades. Mi realidad se encuentra con la realidad del otro, diferente. Y urge la necesidad de compatibilizarlas para lograr el entendimiento, la comunicación. Ese mundo común que habitamos, ese espacio y ese tiempo que compartimos, esa realidad objetiva y que es subjetivada en la interioridad de la vivencia es entonces nuestra visión de la realidad. El psicólogo debe emprender la tarea de la comprensión de esta visión particular de su paciente, adentrarse en esa perspectiva propia que él tiene para poder entender sus conductas y sentimientos. Comprender antes que explicar. Y para eso necesita de un instrumento valioso: la empatía. La empatía es una actitud que facilita el encuentro y permite vivenciar tal como el otro vivencia las situaciones de la vida. Pero no se trata de hacer nuestro su problema sino mirarlo parados en sus zapatos y al mismo tiempo mantener una distancia óptima que permita la actitud reflexiva y científica. La empatía implica una disociación instrumental en tanto que el profesional debe entrar y salir, ingresar en la vivencia subjetiva del paciente y a la vez permanecer fuera de ella. Implica además acompañar al paciente (que no es considerado un sujeto pasivo sino muy activo y dinámico) en la búsqueda de las soluciones a sus conflictivas. El terapeuta guia y orienta, pero con un máximo de respeto a la libertad de ese hombre que reclama su ayuda: solo él puede decidir qué es lo mejor, ya que solo él conoce sus respuestas, que tal vez se mantengan inconcientes pero no por eso sean desconocidas. Comprender la realidad del paciente nos permitirá ejercer nuestra tarea no ya desde una teoría a la que debemos adecuarlo, sino que mantendremos un marco teórico lo suficientemente amplio como para considerar qué es lo mejor para este sujeto en particular. No amoldar al sujeto para que encuadre en la teoría sino bajar la teoría a la realidad única de éste. Así la propuesta terapéutica es mantenernos abiertos al eclecticismo, no dogmatizarnos sino permitirnos absorber diferentes ideas y propuestas a fin de conocerlas. De hecho cada profesional tiene su fundamentación antropológica, su visión de hombre y su marco conceptual en el que se siente más seguro y en el que confía. Pero es importante su amplitud de criterio. La realidad de los hombres está configurada por múltiples realidades, tantas como hombres habitan el planeta. Y en esas realidades encontramos subjetivaciones mas o menos distorsionadas o disfuncionales que constituyen los cuadros gnosológicos que aborda la psicopatología. Empatizar con la problemática de nuestro paciente en tanto sujeto individual no significa descartar tales clasificaciones sino comprender que ninguno de esos cuadros se presenta de manera pura y que cada ser expresa la vivencia de su realidad integrando los rasgos que le son propios y que hacen a su percepción del tiempo, del espacio, de su corporalidad. De modo que considerar a cada persona como un existente que necesita ayuda compromete no solo nuestra formación académica sino nuestra propia humanidad. También los psicólogos tenemos nuestra propia realidad, nuestra visión única y personal de vivenciar y de contactarnos. Asumir la importancia de nuestro rol conlleva deshacernos de prejuicios que nos limitan en la comprensión. Permitirnos el cambio de paradigmas es una ejercitación continua a la que debemos someternos a fin de no quedar anclados y cegarnos. Es la nuestra una tarea de servicio que supone la movilización continua de nuestras propias vivencias, la actualización de conflictivas personales que si no han sido resueltas impedirán nuestra labor. Por eso ya desde Freud, diversos autores promulgan el propio análisis o la propia revisión de nuestra interioridad de modo que comprendiendo primero nuestra visión de la realidad podamos comprender mejor a nuestro paciente. Quien pretenda dedicarse a la tarea psicológica debe entonces forjarse el concepto fundamental, regla primera de la ciencia psicológica: todo hombre es un ser único. No existe "la realidad", tal como no existen criterios válidos para definirla. No hay dueños de verdades absolutas sino que toda verdad es en sí misma verdadera, aunque no se ubique en los parámetros habituales. La patología más severa es para quien la padece su propia verdad, su visión del mundo, su propia realidad; considerarla de este modo nos remitirá a la búsqueda del ser que aún habita tras la enfermedad. Tras el delirio, tras la alucinación, tras las fantasías de distinta índole que se nos presentan, continúa viva y activa la existencia de un ser. Comprender la existencia de ese ser enfermo nos llevará a la búsqueda de lo que queda en él de humano, y en esa búsqueda podremos también encontrar nuestra propia humanidad. |
|
Profesora Liliana A. Villagra
|
De niños la fantasía se confunde a menudo con la realidad y esto se considera propio de la infancia. El adulto que permite que sus sueños se entremezclen con la realidad cotidiana, se otorga el permiso interior para que la fantasía le posibilite ampliar sus horizontes. Hacernos cargo de nuestra existencia como seres en devenir, implica dar crédito a nuestros sueños y a la posibilidad de concretizarlos.
La reserva de nuestros sueños, de nuestros deseos más secretos, hace que poco a poco nos avergoncemos de ellos y lleguemos nosotros mismos a considerarlos producto de nuestra parte infantil. Y si así fuera... Qué tendrían de malo o nocivo?. La respuesta es: nada. Los sueños diurnos o deseos inconfesables (por creerlos imposibles) son motor de nuestro entusiasmo por la vida y constituyen metas. No tenerlos en cuenta, es olvidar que también la fantasía es imprescindible para la vida de los hombres y que es otra característica esencial de la naturaleza humana. Los adultos somos capaces de soñar (y así lo hacemos) con expectativas volcadas en esas fantasías y afectos encargados de movilizarnos hacia su logro. Lo importante es darnos cuenta de que esas fantasías son fundamentalmente nuestras. Las fantasías nos pertenecen tanto como los sentimientos con los que nos relacionamos con los demás. La fantasía incide en nuestras relaciones interpersonales, aunque no seamos concientes de ella y aunque insistentemente tratemos de reprimirla o distorsionar su importancia. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de su presencia activa, sin embargo allí está. El "ser- ahí" o "dasein" que constituye el hombre, en palabras de Heidegger, tiene como característica la posibilidad de un encontrarse afectivamente con sí mismo. Descubrimos que nuestro "estar" se relaciona con nuestro "estado de ánimo", y que éste resulta del interjuego entre la situación "situante" y nuestra condición de sentir subjetiva y encarnadamente. Surgen así dos agrupaciones pragmáticas del estar: el mal- estar y el bien- estar que incluyen una actitud respecto de nuestro "ser- ahí". En la salud tendemos a buscar el bien- estar, y éste nos lleva al concepto de homeostasis en el sentido de equilibrio de nuestros estados afectivos. Podemos diferenciar tres modalidades del soñar: La primera, aquella categoría en la que acordamos todos en que la fantasía surge con un flujo de ilógica, con imágenes inconexas y carentes de significado, durante el transcurso del dormir. Estos sueños que a menudo no son recordados, también nos informan sobre nuestros deseos ocultos y, en términos psicoanalíticos, reprimidos. Cuando dormimos baja la restricción del Yo que actúa a modo de censura y esas fantasías reprimidas pueden acceder, pero lo hacen distorsionadas por la acción de mecanismos inconcientes y así nos parecen tan absurdas e incongruentes. Sin embargo, si las analizamos detalladamente, de seguro nos encontraremos con que no son tan irreales, ilógicas, inconexas, ni absurdas sino que reflejan una posición personal ante determinadas situaciones de la vida real. La segunda modalidad del soñar es ya más personal y se vincula estrechamente con nuestras experiencias y expectativas. Se forma con fantasías que aluden a nuestra existencia en el futuro y se relaciona con aspiraciones, objetivos y metas. Fantaseamos con lo que queremos ser, con posibilidades que consideramos remotísimas y a veces son motivo de hilaridad por considerarlas imposibles. Mi futuro personal, tan incierto y lejano, se proyecta mediante esta modalidad del soñar y se concretiza en este presente en el que las cosas se pueden dar. Actualizo en el presente situaciones aún no vividas (y que tal vez no vivamos) de modo que el futuro se hace presente. En general nos avergonzamos de estas fantasías y consideramos que los demás no las tienen, de manera que solemos callarlas y constituyen un secreto que compartimos solo con unos pocos elegidos. La tercera modalidad se refiere a nuestra vida de relación. Cuando establecemos un vínculo con otro, lo hacemos según ciertos patrones de relación que quedaron a manera de impronta inconciente y que se remontan a nuestras primeras experiencias vinculares. La satisfacción o insatisfacción que experimenta el bebé en sus primeras relaciones con su madre son fundamento sobre el que se edificará la construcción de los vínculos posteriores en la vida. La fantasía por la que reactualizamos tales experiencias nos lleva a buscar en las nuevas relaciones la repetición de esas antiguas en las que hubo satisfacción (a fin de repetirla) o insatisfacción (a fin de lograrla). Así podríamos decir que nuestra modalidad de vincularnos con los otros incluye el sueño mediante el cual retornamos al calor de esa primer persona que amamos al nacer. El bien-estar tiene que ver con la capacidad de integrar en nuestra concepción sobre nosotros mismos las tres facetas del soñar Las diferentes teorías psicológicas hacen abordajes exhaustivos con respecto de este tema, pero la finalidad de este artículo no es desmenuzar el fenómeno de la fantasía y analizarlo, sino comprenderlo en su influencia sobre nuestra vida toda. Intentemos comprender que la fantasía es propia de la humanidad que nos constituye, e intentemos conocer las fantasías personales que somos capaces de tener respecto de la vida. Conocerlas, comprenderlas y aceptarlas como inherentes a nuestra personalidad es el paso decisivo para lograr la madurez de las conductas. Ignorarlas sería caer en la inmadurez e infantilismo; ahogarlas implica mantenerlas en una latencia en la que se va gestando mayor énfasis de energía que en algún momento o por alguna circunstancia puede hacer que la fantasía desborde y tal vez lo haga por canales inadecuados. El artista que expresa su ser en la tela, en la música, en las palabras, sabe de la experiencia por la que la fantasía puede concretizarse. El deportista, el gimnasta, el bailarín, puede expresar con los movimientos de su cuerpo el sentir profundo y la fantasía que conlleva. El científico, el investigador, el filósofo, el teólogo, utilizan el saber y su cuerpo de conocimientos como vehículo para que su fantasía fluya hacia una meta predeterminada con la que sueñan de un modo metódico y sistemático. La madre en su amor y entrega sueña en realizarse mediante la formación de esa persona que tiene a su cargo. Así considerada la fantasía, podríamos deducir que todos poseemos la potencialidad de ejercitar nuestras fantasías de una manera objetivable, es decir, todos tenemos en germen la facultad de dar forma a una manera de expresarnos que podríamos, desde este punto de vista, considerar como Arte. Y si el hombre puede expresarse mediante el Arte, entonces concluiríamos proponiéndonos aceptar nuestra condición de seres con fantasías. Permitámonos la aventura de soñar. |
|
Profesora Liliana A. Villagra
|