Hay virtudes que son nuestros peores defectos y defectos que son nuestras mejores virtudes.

Así estamos viviendo nuestras experiencias los seres humanos en este mundo de la dualidad (siempre hay al menos dos opciones para cualquier cosa). Cuando una virtud se lleva más allá de un cierto límite, se convierte en dificultad, y un defecto llevado a ciertas alturas, termina siendo una conveniencia.

La historia que sigue pretende ilustrar estos hechos.

Juan Carlos es una persona que siempre se aburrió con la rutina, según él, su gran defecto porque no le permitía ser constante en cosas que a él le hubiera gustado serlo. Pero también a causa de ese supuesto defecto mantuvo su espíritu jovial casi como adolescente que busca su destino. Y eso hizo que se le acercaran muchas personas más jóvenes que él a ofrecerle amistad. Nunca perdió su capacidad de asombro, y ante cualquier hecho poco conocido por él, se expresaba espontáneamente con mucha franqueza y deseos de investigar y saber.

A medida que su vida de adulto se fue consolidando formó su familia constituida. Sus conocimientos sobre las cuestiones sociales, tecnológicas y científicas también fueron estableciendo sus cimientos bien sólidos como para saber un poco de todo y poder desarrollarse en el ámbito social y laboral, con bastante éxito.

En estas cosas su espíritu inocente le sirvió para conocer cosas, aprender muchas otras, desarrollar sus profesiones, constituir su familia, y saber adaptarse a los cambios, a los que toda persona se ve sometida a lo largo de su vida.

Su personalidad sencilla, idealista, generosa, franca y sincera fueron elementos o «herramientas» que le sirvieron para ser flexible y saber acomodarse a personas y circunstancias, de modo que logró mucho éxito en sus relaciones y en la procuración de sus necesidades. En otras palabras su espíritu inocente le servio para lograr un estado en su vida, que podría decirse, sería envidiable por muchos.

Desde ya que su inocencia no es la del ingenuo, sino que estaría en un nivel sano, de confiar en las personas, pero también de evaluar como para no caer en situaciones que lo comprometieran en problemas.

Pero a pesar de que esta inocencia le sirvió mucho en estos aspectos materiales de la vida, no le fue tan bien en sus ansias por lo espiritual, al manifestar en este ámbito una inocencia sin frenos ni referencias.

En este ambiente no pudo discriminar lo correcto de lo incorrecto o peligroso, como bien lo hacia en los aspectos materiales de la vida, tal vez por no ser tan claros los límites entre lo que está bien y está mal, o lo que es conveniente de lo que no lo es.

Así es como se incorporó a un grupo de personas que practicaban artes espirituales, en un nivel de alto fanatismo. Se asombró, creyó, quiso saber más, pero estas organizaciones no entregan el conocimiento si uno no da algo a cambio, y en su espíritu adolescente dio todo lo que tenía, sus bienes, su lugar de padre y de esposo, de hijo, y hasta su pertenencia social.

Las cualidades que lo llevaron a tener una vida exitosa, también lo llevaron a perder todo lo que con mucho esfuerzo había logrado. Porque se alejó de todo lo que tenía, se mudó con su grupo espiritual, y empezó de nuevo una vida que ni él ni nadie sabía si lo iba a llevar por un camino de éxito. Entró en un mundo sin referencias, donde cada pisada es una lotería que podía llevarlo a algún éxito o al fracaso.

Por suerte lo salvó su defecto: su inconstancia, que lo sumía en el aburrimiento. Se aburrió. Se fue del grupo de espirituales y volvió con su familia, que al conocer su carácter y aceptarlo así, recibieron con agrado su regreso.

Por eso la virtud es virtud cuando tiene referencias y está situado en tiempo y espacio. Lo mismo pasa con los defectos. Para ciertas otras cosas una virtud sin referencias válidas puede llevarnos directamente hacia un abismo como sucedió con esta persona del ejemplo.

Por eso tal vez la única virtud Universal sea la de Saber Dosificar las Virtudes y los Defectos que tengamos, sabiendo que se puede pecar por escasez o por abundancia y que lo absoluto no existe…

Licenciado Alejandro Giosa



El universo visible es una consecuencia del pensamiento. El pensamiento dialéctico produce la aberración de la lucha en contra de la vida, con lo que todo se seca y marchita.

La lucha contra la vida es, a su vez, la causa de la enfermedad y la muerte en todas sus formas.

El universo que vivimos es el universo que pensamos.

No queremos más de esto pero, con excepción de unos pocos, seguimos trabajando en la afirmación de nosotros mismos como egos individuales, diferentes y mejores. Sosteniendo creencias únicas y verdaderas. Construyendo muros en las fronteras.

El pensamiento, en sí mismo, requiere de autoafirmación. Y se afirma proclamándose "algo individual", aunque sin saber a ciencia cierta "que cosa individual".

El pensamiento teme a la muerte, porque desde el principio, jamás existió es sólo una segregación del Ser que se apropió de la identidad del Ser.

El pensamiento dice: "Pienso, luego existo", aunque esta afirmación es puro sofisma y contradice la lógica más elemental.

No cesa de producir filmes en nuestra cabeza porque siente que muere si calla.

En vez de cumplir su misión de ser una herramienta, se autodenomina artesano.

El pensamiento produce ciudades de concreto, agua con gusto desagradable, comidas con sabor a cadáver, da nombres a las enfermedades para no olvidarse de ninguna, cree que hay blancos y negros, pobres y ricos, gringos y chicanos.

¿Siente el pensamiento el palpitar del cosmos?

No. Necesita que todo este muerto para sentirse vivo.

Nada cambiará si la mente sigue en el gobierno del mundo.

Estados Unidos construirá una muralla en el espacio para que nadie más se mude a su país o para que nadie salga, porque la tristeza los hará pedazos.

Bolivia, Venezuela y Cuba seguirán afirmando que el comunismo es la salida romántica a todo este desconsuelo.

Los árabes continuarán produciendo petróleo a precio de diamantes, hasta que el calor nos consuma a todos,

El Papa dirá que no nos olvidemos de Dios, porque vuelve en cualquier momento.

Pero aún haciendo discursos y gobernando ninguno sabe de qué está hablando porque todos ignoran al Espíritu.

Hace muchos años, uno de los relatos sobre Merlín, lo mostraba luchando en contra de su archi-enemiga Morgana. Ella era más poderosa y, además, mala. Merlin la venció con sólo una acción: le dio las espaldas, ya no la miró si no la veía ella no existía.

Claro que no se trata de un no-mirar similar al de los avestruces. Se trata de quitarle la fuerza del pensamiento, dejar de darle existencia.

Dicen que en el 2013 el planeta volverá a ser inocente, un bello lugar dónde vivir, sin gobiernos ni religiones. Según esto, habremos terminado con un ciclo de oscuridad y mentiras para ingresar al eslabón final de nuestra iluminación como especie.

Otros, sin embargo, predicen infinidad de catástrofes, incluido una fatal colisión con el planeta Niburus.

Siento que el mundo será lo que pensemos para él.

Con el pensamiento alejado del Ser, produciremos más y más polución, guerra, enfermedad y pobreza. Porque el pensamiento cree que todo es finito.

Solamente si damos el paso de poner a la mente al servicio del Ser –y esto se realiza únicamente poniendo en funcionamiento nuestra presencia o conciencia en todo y cada uno de nuestros actos– habremos de ver un mundo distinto.

Porque aunque todo a nuestro alrededor haya ya mudado a ser un paraíso, seguiremos viendo división y muerte, por necesidad de nuestra mente.

De hecho el paraíso está aquí mismo.

exclusivo para «S.O.S. Psicólogo»
Seonaidh Labraidh



Estoy enfadada con este mundo
que me toco vivir.
Preocupada me siento cada día que pasa.
Se que vivo esta vida equivocada
con la esperanza que cambie,
pero cada vez que observo a las personas
veo sus mentes malignas, sin inocencia
y me contamino de su egoísmo y me alejo de mi pureza.
Lo que busco día a día es la felicidad perdida
en los niños y jóvenes del mundo.


Busco recuperar mi propia inocencia.
que he perdido por haber convivido
con seres contaminados de odio y de impureza,
se que la encontrare la ingenuidad en la mirada
de los niños, de los animales y en la esperanza
de que todos encontremos esa inocencia perdida
que todos la guardamos en el fondo de nuestros corazones.


Inocencia destruida, por injustas guerras,
por gobiernos materialistas.
Mi alma angustiada se retuerce
ante las injusticias de los adultos con poder.


¡Reclamo el derecho a la Inocencia!
que mi voz sea un grito unido a voces
por los niños del mundo,
la mujer que hoy soy, solo busca la honestidad
para que mi alma
se llene de amor y pureza y
pueda enseñarles a los demás
lo tan hermoso que es volver a vivir con la simpleza.


Solo así...
en cada amanecer
despertaré y viviré con la ilusión
de un mundo mejor
lleno de amor y felicidad.

Prof. Carla Manrique



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