Extracto de mi libro:
"Aspectos psicosociales de C. G. Jung" Ahora, soy un poco más «yo misma»: una mirada más lúcida, pero no menos apasionada. Tal vez estoy más próxima de la «enteridad» de la cual habla Humbert. Me autorizo a existir, a pensar. La conciencia es menos un epifenómeno, ella comienza a «ser». Desde 1931, L'homme à la découverte de son âme retuvo la atención, debió ser reeditado y lo sigue siendo actualmente. En la edición del 87, la obra se vuelve cada vez más rica en observaciones clínicas del Dr Roland Cahen, traductor e intérprete de Jung. Su presencia es credible, su profesionalidad indiscutida, su calidad clínica merece el respecto de todos los especialistas de todas las escuelas. *** Respuesta a Cahen a su Prefacio de la edición de diciembre 86: Yo seguí las traducciones de Cahen desde siempre. El libro apareció en los años 1928, 31, 33, 34, 44 y 87; ¡cuarenta años y la misma actualidad! Releerlo produce un efecto particular. Es siempre la primera vez porque nosotros nunca somos los mismos. *** Y dice Cahen en su prefacio a la edición del 86: «En 1943, a través de este libro, yo expresé la esperanza oscura, pero tenaz que aportaba la psicología profunda. En los años 1960 prefacio de la sexta edición yo revelé el desarraigo en el cual el hombre se debatía y se debate. En los años 1980, dado que la vida me dió la oportunidad de tomar distancia, se hizo evidente que todo quedaba por hacer.» Cahen tiene razón, él mismo cita a René Huyghe en la página 8. Este autor en Formes et forces, Paris, Flammarion 71, parece referirse, con cierta tristeza, a los 100 años transcurridos desde la aparición de la psicología profunda hacia los años 1880 con Charcot y luego con la psicoanálisis de Freud, la voluntad de poder de Adler y los arquetipos de Jung. El autor concluye y la selección del texto por Cahen me parece de extrema justeza que el balance de conjunto de la Psicología actual ofrece fuertes contrastes: claridades deslumbrantes y sombras abismales. Y, un poco más lejos, dice Cahen: «Pero en el período de transición en el que estamos, las sombras son todavía bien pesadas. ¿Cuáles son las más burdas dificultades en el camino del hombre hacia en el descubrimiento de su alma?» Nos es forzoso constatar que esta búsqueda, este descubrimiento empírico del alma, esta revelación casi experimental que es un ser vivo dotado de alma no ha aportado al hombre, a la humanidad la felicidad que ellos podían esperar. Bien por el contrario, confesemos que en una cierta proporción, tal vez menos magra de lo que pensamos, la psicología profunda ha contribuido, cierto sin quererlo, pero de manera inevitable a minar las certezas con las cuales se protegían las viejas actitudes para destabilizar el mundo Si, de acuerdo, prejuicios, materialismo a ultranza, fosilización, paralización. El descubrimiento del alma tal vez comienza hoy, en el 93 porque todo cambia, las fronteras geográficas, los sistemas de pensamiento, los sub-sistemas políticos. Antes el alma se descubrió, pero el descubrimiento se integró como huella némica y tal vez solo hoy se actualiza, pero en cada uno por la urgencia de devenir sujeto en el «aquí y ahora». Y más adelante, el maestro continúa diciendo: «Cierto, nuestra psicología está, en parte, todavía en la cuna. Ella está lejos de haber obtenido su unidad en ella misma. Las luchas de escuelas, las cizañas, los exclusivismos son todavía más enconados que en los primeros tiempos. Callarlo púdicamente no serviría de nada, bien al contrario dado que a través de la prensa o de boca a oreja los ecos de esas luchas intestinas vienen a confirmar al público en su escepticismo frente a tanta irresponsabilidad, a tanta estrechez y oscurantismo.» Estoy, de acuerdo, pero sostengo que si las luchas entre escuelas son evidentes la falta de unidad al interior de las escuelas es aún más trágica, además las generaciones pasan y los maestros desaparecen y los herederos parecen disputarse la presa de una cada vez más magra población de analizados. El mundo es invadido por nuevas técnicas y métodos rápidos. En los cenáculos de las «sectas» porque ciertas orientaciones son sectarias, los criterios de selección se limitan a anécdotas personales, juegos de roles y de poder lo que lleva a cuestionarse si en el estado actual de las cosas: ¿Todo discípulo puede encontrar un maestro? ¿Se cumple en nuestra nueva ciencia el enunciado del maestro renunciando a todo saber preconceptual para ser solo catalizador y obstetra de la evolución psicoafectiva del sujeto, futuro analista? ¿Se cumple el postulado por el cual el discípulo no tiene sino el maestro que merece y así a la inversa? Porque unas líneas más adelante, el Dr Roland Cahen dice y yo cito textualmente: « Esto, bien seguro, ha abierto la puerta en nuestra sociedad de mercado y consumación al mercantilismo, a la mediocridad triunfante en una tierra de nadie, virgen de toda protección legal. Junto a un cuerpo de practicantes, médicos y psicólogos no médicos, serios, sólidos, admirables a menudo, han aparecido muchos espíritus atraídos, fascinados por esas latitudes y esas debilidades del alma, pero insuficientemente preparados o estructurados para hacer esas terapias plenas de peligros y de trampas.» Considero, hoy, 7 de febrero de 1993, que la defensa de lo junguiano representa un esfuerzo muy grande, dado que la obra de Jung es tomada de más en más como referencia para sostener conceptos, ideas y creencias de orígenes múltiples y valor relativo. Si las frases seleccionadas del discurso de Jung se adaptan para sostener concepciones esotéricas, más o menos serias, según los casos, es sin duda porque él penetra a través de sus investigaciones en el misterio supremo de Dios y del hombre al desbordar con su trabajo el campo analítico clínico así como también los espacios adyacentes de las ciencias sociales ante la necesidad de dar repuesta a preguntas de índole metafísico. El proceso de individuación personal de Jung dura tanto como su vida y al final de la misma, él afirma, sin vacilar, que Dios existe. Las dudas de fe que acosaron a su padre lo condujeron a tratar de comprender, explicar y comunicar lo que todo a lo largo de su vida fue su objetivo: saber sobre Dios y sobre el hombre y sobre sí mismo. Comprender el para qué de la creación, acceder al sentido, crear sentido y finalidad. *** Su relación con los fenómenos parapsicológicos proviene de la evidencia de que toda energía es sustancial. Su trabajo con los psicóticos revela más allá de toda especulación científica la comprensión de la comunicación simbólica a partir de la realidad de la existencia de un solo inconsciente que todos compartimos. *** Jung decía a Hermann Hesse en el último año de su vida:
Y en otra carta cuyo correspondiente, creo, fue el teólogo padre White, Jung decía, siendo entonces más joven:
Sin duda era ya un hombre de fe, pero en su juventud trató de creer, o creyó y al final de su vida supo. *** Jung es un psicólogo creyente y su psicología se adapta a las necesidades del siglo XXI que como bien expuso Malraux: será creyente o no será nada. El hombre necesita creer, pero además necesita saber. Jung es el símbolo vivo de una búsqueda, es un modelo de vida. De todas maneras, el que Jung sea utilizado para sostener conceptualizaciones esotéricas, filosofías o formas de vida y accesis lo considero normal, no por eso quienes lo seguimos debemos sentirnos excluidos del pensamiento racionalista como brujos. Los textos de Jung son textos clínicos. En Psicología y alquimia, en alguna parte de ese texto en apariencia misterioso, Jung dice hablando de los libros escritos por los alquimistas, así como también de sus diferentes métodos para alcanzar la piedra filosofal el sí mismo que:
Y bien, por lo tanto, los diferentes caminos hacia la comprensión de una posible evolución psicológica del hombre tienen como objetivo común el volverlo: consciente, libre, fuerte, sujeto y no más objeto. En su casa de Bollingen, sobre la puerta de entrada, Jung marcó solamente una frase en latín: «Invocado o no Dios estará presente». Esta frase precede mi libro, mi vida y mi trabajo. Es claro que Jung sabía los peligros que podría entrañar la interpretación caprichosa de sus trabajos, pero ello no le quitó el coraje de comunicar sus conclusiones. El abrió las puertas, ahora a nosotros de continuar. El desplazamiento hacia la verdad parece estar lleno de riesgos, pero toda pregunta tiene repuesta si se la busca. Diez y siete años después, considero que solo estamos comenzando. Agregar, solo nos llevaría a engendrar confusión y nuestra misión es didáctica, eso no excluye la enunciación de bibliografía complementaria que será útil para aquél que se vea interesado en ir más lejos y sacar sus propias conclusiones.
1 Seminario de traducción: Instituto de Altos estudios del hombre, Roland Cahen, Paris, 1981. 2 Ibid. | |
Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti
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Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre.
Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: -¿Vamos a jugar a las escondidas?! La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse preguntó: ¿A los escondidos?... ¿y cómo es eso? Es un juego explicó la LOCURA en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden. Cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego. El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA, la LEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso, a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar la VERDAD prefirió no esconderse, ¿para qué?, si al final siempre la hallaban. Y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no haya sido suya). Y la COBARDÍA prefirió no arriesgarse. Uno, dos, tres comenzó a contar la LOCURA. La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino; la FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió detrás de la sombra del TRIUNFO que, con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse: cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. ¿Qué tal un lago cristalino?, ideal para la BELLEZA. ¿Qué tal la hendija de un árbol?, perfecto para la TIMIDEZ. ¿Qué tal el vuelo de la mariposa?, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD. ¿Qué tal una ráfaga de viento?, magnífico para la LIBERTAD Así, la GENEROSIDAD terminó por ocultarse en un rayito de sol. El EGOÍSMO en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris ), y la PASIÓN y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO no recuerdo dónde se escondió... pero eso no es lo importante. Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio para esconderse, porque todo se encontraba ocupado... hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. ¡¡¡Un millón!!! contó la LOCURA y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Zoología La PASION y el DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró la ENVIDIA y, claro, pudo deducir dónde estaba el TRIUNFO. El EGOÍSMO no tuvo ni que buscarlo. Él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la BELLEZA y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse Así fue encontrando a todos al TALENTO entre la hierba fresca, a la ANGUSTIA en una oscura cueva, a la MENTIRA detrás del arco iris (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta al OLVIDO que ya no recordaba que estaba jugando a las escondidas pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba dándose por vencida divisó un rosal y las rosas Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó Las espinas habían herido en los ojos al AMOR; la LOCURA no sabía qué hacer para disculparse lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces; desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra: EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA SIEMPRE LO ACOMPAÑA. |
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Mario Gallina, escritor de Miramar (Pcia de Buenos Aires)
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