Cuando el hombre inició su evolución en el mundo se le propuso una tarea: debía aprender a caminar erguido, como nunca lo había hecho ningún otro ser vivo hasta entonces.

Dura tarea se enfrentaba la humanidad ante este reto del "Superior". Pero eso no era todo, tal vez era la parte más simple del reto. Lo más difícil de la tarea fue que además de andar verticalmente, debía hacerlo (metafóricamente), por el "filo de la navaja".

Esto significaba que no solo debía adquirir una posición bastante incómoda de por sí, sino que además su tránsito por este mundo estaría signado por el riesgo de sufrir permanentes caídas y lesiones en caso de no lograr mantener un delicado equilibrio.

Así que el hombre se enfrentó con la dualidad permanente: el frío y el calor, la saciedad y el hambre, la simpatía y el odio. En caso de inclinarse hacia un lado, perdería el equilibrio y caería en uno de los extremos de la dualidad, y en el caso de tender al otro lado, caería en el otro extremo.

Por eso, aunque no se pueda juzgar de malo o bueno esos vertices de la dualidad, al hombre no le convenía perder el equilibrio, fuente de su felicidad original.

Pero el "Superior" no podía darle al mortal semejante tarea, tan difícil de resolver, sin facilitarle también un solucionador acertijo: debería buscar el hombre la forma de mantener el delicado equilibrio entre los extremos, encontrando una fuerza o poder que vaya más allá de esa dualidad y de esas contradicciones que genera.

A partir de esa misión, es que la humanidad está buscando la respuesta que resuelva el acertijo, y si bien algunos la han encontrado, parece a la vista de los otros, una solución demasiado fácil y elemental como para tenerla en cuenta.

Buscamos soluciones difíciles y complicadas para resolver el acertijo, por eso incursionamos en ser vegetarianos, religiosos, eruditos, filósofos, universitarios, políticos, y otros pasatiempos, para poder encontrar algún vestigio de respuesta.

Pero con el paso del tiempo nos damos cuenta que son sólo formas de pasar el tiempo, ya que la solución se aleja de nuestras manos y nos vemos obligados a generar teorías de todo tipo, explicaciones complicadas, sugerencias, inferencias, y otros, para tratar de encontrar, explicar y justificar la respuesta a la tarea que se nos encomendó.

Por fin, la respuesta que han encontrado algunos sabios, es muy simple, tan simple que muchos no la entienden. Muchos la consideran simplista y cursi, poco seria y hasta precaria y "poco científica", más que nada porque buscando el "bosque" dejaron de ver "el árbol".

La solución es elemental, y por ese motivo, porque es un reto del "Superior", (y tiene su Esencia) es simple y poderosa a la vez. Como todas las cosas simples son regidas por leyes superiores y únicas. La respuesta correcta es regida por una única ley, comparada con las respuestas complicadas y gobernadas por infinidad de leyes que propusieron muchos investigadores del tema (infinidad de leyes porque las respuestas incorrectas al acertijo, tenían contradicciones que debían ser "salvadas" para que se cumplan).

Y estos sabios encontraron que la forma de mantener ese "delicado equilibrio" que permite transitar por el "filo de la navaja" es hacerlo a través del AMOR y sus naturales derivados la GRATITUD, la PAZ, la ARMONIA, el ORDEN, el RESPETO y la GENEROSIDAD que ayudan a apuntalar al AMOR.

Un AMOR que se siente en el cuerpo cuando se experimenta, como todas las experiencias poderosas que tenemos los hombres, un amor que es generoso y solo da satisfacción, que nos saca de la duda que genera la dualidad y que nos permite mantener el equilibrio que se requiere para saber donde pisar en el dificultoso "camino del filo de la navaja" sin caernos y sin lastimarnos. Al menos eso dijeron los sabios que lo experimentaron…

Licenciado Alejandro Giosa



Cuando hablamos sobre EL AMOR, deberíamos, en principio preguntarnos a que "tipo" de amor vamos a referirnos. La palabra ha sido muy usada, comercializada y transformada en su significado, hasta el punto de que la relacionamos más con su significado "hollywoodense" que con cualquier otro que pudiera tener.

Esto nos causa tremendos "dolores de cabeza", porque vivimos en una cultura que ha sido dirigida y cauterizada por "los medios", que transforman la realidad a su antojo, en busca de mejores ganancias.

Por supuesto que no estoy hablando del significado literal de la palabra, sino de su valor como concepto.

En Hollywood dos personas se "enamoran", generalmente por una especie de impacto espontáneo (amor a primera vista), se reconocen como almas gemelas (que compartieron existencias anteriores, aunque no crean religiosamente en ello), pasan por diversas penurias que los unen y separan (obstáculos generalmente impuestos estúpidamente por sus mayores o una sociedad incomprensiva), para terminar en un final feliz y amor para siempre (posiblemente, incluyendo existencias posteriores).

Los seres humanos que vivimos en la realidad común, arrastramos grandes frustraciones por no poder vivir de acuerdo con esos modelos. De la misma manera que sufrimos por no llegar a posiciones exitosas, o ser audaces héroes (lo cual, en el fondo, evitamos ser a toda costa)

Parecería que la vida, sin estos impulsos extremos exhibidos hasta el cansancio en filmes y telenovelas, es aburrida y sin sentido.

En otros ámbitos, se habla del "amor a Dios", del "amor a la Humanidad", a los animales, los hijos, etc.

Esto implica una indudable categorización del amor.

Una vez escuché, también en una película, una definición interesante: "el amor no es un sentimiento, es una habilidad".

Y es que, tal vez, desempolvado de todos los efectos especiales, el amor, realmente, sea eso: una habilidad, algo que puede, como tal, adquirirse, desarrollarse, perderse, olvidarse.

Aún participando de una pareja consolidada y relativamente feliz, no podemos evitar, en algún momento, sentirnos "impactados" por alguien. En esos momentos dudamos de nuestro amor, de nosotros mismos, o, directamente, faltamos a nuestra palabra de fidelidad (aunque sea solo en sentimiento).

En gran parte de los casos, el amor no dura "para siempre", en muchos es más sólido el vínculo económico que el emocional. De qué estamos hablando, entonces...

Si existieron otras vidas previas a la que estamos experimentando hoy en día, es posible que el "reencuentro" con seres queridos justifique un "amor a primera vista", así como un odio a primera vista en el caso de enemigos, personas que nos caen antipáticas desde el inicio.

Pero, en todo caso, es muy difícil determinar si esas personas "simpáticas" fueron nuestros amantes, padres, hijos, primos, etc. Con lo cual este tipo de relaciones, a la vista de una moral establecida, podrían ser hasta "incestuosas".

Todo esto, como verán, roza peligrosamente con lo ridículo.

Las personas que permiten que su pasado, reciente o de otras vidas anteriores, pese demasiado en sus decisiones presentes, viven existencias frustradas. Agregan a su paso sufrimiento innecesario.

Pero si el amor es una habilidad y no hacemos concesiones a nuestro pasado, entonces es algo que podemos aprender a desarrollar y motivar.

Y, como sucede con las virtudes, esta habilidad dependerá de un desarrollo más complejo de nuestra propia personalidad.

Las personas comunes de este mundo transitamos diariamente por diferentes calidades o estados de vida. Quiero decir que en un momento podemos estar felices, luego armoniosos, preocupados, tristes, violentos, etc.

Una habilidad como el amor, difícilmente se presenta en un estado de vida violento, triste, o negativo en general. Podríamos decir que si estos niveles corresponden a categorías de nuestra personalidad, el amor estaría disponible en las mas altas.

Entonces, tenemos que reflexionar sobre estos estados y como se presentan en nuestra vida y hasta que punto tenemos la habilidad de controlarlos.

Para tener una idea clara de ello, podríamos hablar de los más notorios y fáciles de identificar:

Depresión, sentirse mal y creer que no hay salida, profunda tristeza, falta de energía para hacer hasta lo mas mínimo (como salir de la cama), es el estado más bajo.

No estar satisfecho con nada, desearlo todo, considerar que nos falta todo, envidiar lo que tienen los demás, no sentir agradecimiento por nada, sentir ira hacia los demás, seria el segundo mas bajo.

Sentir temor injustificadamente, tomar ventaja de los mas débiles, adular a los mas fuertes (o ricos), actuar con bajos instintos, carecer de motivaciones altruistas, pensar y actuar en forma egoísta, el tercero.

Sentir y actuar con desprecio hacia los demás, creerse superior, creer que nos merecemos todo y no tenemos que dar nada. Creer que nuestro tiempo, opinión o conocimiento es mas valioso que el de los demás. Es el cuarto

Estar en paz consigo mismo, armonioso, descansado, sin motivaciones para hacer mas cosas, satisfecho, en un estado intermedio, el quinto.

Estar alegre y excitado por algo que acabamos de obtener, el sexto.

Saber que hay cosas por descubrir en la vida, estudiar, tener deseos de aprender, el séptimo.

Comprender las cosas de la vida, tener un entendimiento intuitivo de las cosas, el octavo.

Utilizar esa comprensión para beneficio de los demás, transmitiéndola, el noveno.

Estar motivado por un profundo deseo de que todos los seres sean felices y luchar con todas tus fuerzas para lograrlo, es el mas elevado.

Por supuesto, esta es una perspectiva, no tiene que ser la de todos, pero es un punto de referencia, para entender de qué estamos hablando.

Aquí mostramos una escala relativa de diez estados de vida desde el mas bajo (depresión e incapacidad de actuar) hasta el mas elevado (potencia total para actuar y hacerlo en beneficio de los demás).

En esta escala, los cuatro estados mas bajos son lo que denominamos "maldad", sin embargo, en algún momento del día todos tenemos sentimientos relacionados a esos estados o actuamos motivados por ellos. En esos estados difícilmente habrá amor, porque son egoístas y centrados en la auto-preservación. Sin embargo, necesitamos tener "un poco" de cada uno de ellos para poder sobrevivir.

Podemos decir que, a partir del quinto estado, estamos "capacitados" para amar; pero, en verdad, el amor real y superior se presenta sólo en los dos estados superiores, porque en ellos, verdaderamente, estamos dándole prioridad al bienestar de los demás.

En cierta medida, podemos establecer que el amor se da en relación inversamente proporcional al egoísmo. En tanto que, el egoísmo, en cierta medida, es necesario para subsistir en el mundo físico.

Será entonces, ¿que el amor es una habilidad netamente espiritual?

En ese caso, no puede estar ligado a sentimientos de posesión, celos, etc. Como los que caracterizan a muchas relaciones amorosas.

Estamos, entonces, ¿hablando de dos sentimientos o habilidades diferentes?

Digamos que el AMOR1 es aquel totalmente espiritual, en el cual los demás están primero, absolutamente in egoísta y filantrópico, un amor de tal nivel que sólo se ha visto en seres a los que consideramos superiores, como Gandhi, Buda o Jesús.

En cambio, el AMOR2 es el que sentimos la mayoría de los humanos por una persona del sexo opuesto, o del mismo si somos homosexuales, interviene el sexo, interviene el deseo, interviene la necesidad de posesión, la dependencia, los celos, etc.

Y habría hasta un AMOR3 que puede ser el que sentimos por nuestra familia, el cual, en muchos casos, puede ser AMOR1.

Son estos tres ¿el mismo sentimiento? Definitivamente: no.

Si se trata de una habilidad, ¿en que estado de vida podemos obtenerla? Sin duda: en los dos superiores.

De todo esto se deduce que la habilidad de amar AMOR1 es solo atributo de personas cuyas personalidades están desarrolladas al máximo de su capacidad y dirigen sus vidas por sentimientos altruistas y espirituales.

Mientras que la habilidad de amar AMOR2 es común a todos, siendo ésta una habilidad que, envuelta en un entorno de egoísmo, va a estar dirigida principalmente hacia la autosatisfacción.

Esto, también, determina que una persona que AMA1, ama A TODOS. Mientras que una persona que AMA2, necesita tener un "objeto" amado del cual se posesiona.

Decíamos antes que cierto nivel de egoísmo es necesario para la sobre vivencia. En comunidades sanas (si existiera alguna) el egoísmo, evidenciado en la ambición, sería un acto ante-social; siempre que no necesitamos, en realidad, de esta habilidad para sobrevivir en un tipo de sociedad civilizada. Las comunidades evolucionan por solidaridad, no por competencia.

Por lo cual, tenemos aquí dos situaciones:

Una, el tipo de civilización en que vivimos, caracterizada por el egoísmo y una visión individual de las cosas, incapaz de amor in egoísta, prevaleciendo la ambición personal, signada por los cuatro estados inferiores de vida.

Otra, una sociedad ideal, caracterizada por el in egoísmo y una visión comunitaria de las cosas, con la habilidad individual de amar, prevaleciendo el interés común, signada por los dos estados superiores de vida.

Y que pasa con los tres estados intermedios de vida? Absolutamente nada, ellos no producen cambios.

Y ¿que pasa con nosotros?

Esta es una civilización "intermedia", tenemos los ideales de lo que será, pero actuamos según las pautas de lo que fue.

En otras palabras menos dulces: aún no hemos abandonado nuestra etapa animal, para ingresar a la etapa humana.

La buena noticia es que podemos hacerlo, con un poco más de fe en la Vida y en nosotros mismos.

exclusivo para «S.O.S. Psicólogo»
Seonaidh Labhraidh



El amor no es sólo un deseo, una pasión, un sentimiento intenso hacia una persona u objeto, sino una conciencia que es a la vez desinteresada y satisface el propio ser. Se puede sentir amor por el país de origen, por un propósito apreciado, por la verdad, la justicia, la ética, por las personas, la naturaleza, y por Dios.

El amor viene de la verdad y de la sabiduría. Descubrir los secretos del amor es observar cómo se revelan los secretos de la vida.

La base del amor real entre las personas es espiritual. Ver al otro como un ser espiritual, como un alma, es ver su realidad. Ser consciente de esa realidad es tener amor espiritual: cada persona internamente completa, autónoma, pero al mismo tiempo totalmente interconectada con los demás, reconoce ese estado en el otro. Como consecuencia, hay amor constante y natural. El amor verdadero se da cuando el alma tiene amor hacia el alma. El amor por el alma es eterno, ya que el alma nunca muere.

Tal amor es virtuoso y proporciona alegría. El apego a lo perecedero es erróneo y causa sufrimiento.

Cuando prevalece el amor espiritual, es imposible que haya enemistad, odio, ira o celos. Los sentimientos negativos se transforman en positivos gracias a la serenidad del amor. En el amor espiritual hay armonía, ya que el amor elimina las tendencias a controlar o a ser dependiente, y asegura la bondad, el cuidado y la comprensión amistosa.

Amor espiritual significa no fijarse en las debilidades de los demás, sino interesarse en eliminar los propios defectos. El método para hacer eso es revisarse internamente con regularidad para verificar hasta qué punto se ha adoptado el hábito natural de hacer felices a los demás, en vez de hacerles sufrir. Sin embargo, el amor verdadero del corazón también significa que uno no puede soportar el ver las debilidades de aquellos a quienes ama. Hay un deseo puro de corregir lo que no nos parece adecuado. Tal corrección se llevará a cabo, por un lado, con los sentimientos de amor y, por otro, con el poder de las palabras.

Debe haber un equilibrio entre los dos. Cuando las palabras son demasiado fuertes o excesivas, el resultado no es satisfactorio. Si las palabras son muy hirientes, el otro puede sentirse insultado o humillado por el autoritarismo. Cuando se consigue el equilibrio correcto entre amor y poder en las palabras se da a los demás la experiencia de compasión, misericordia y beneficio. No importa cuán poderoso o amargo sea el mensaje, conmoverá el corazón del otro y se experimentará su veracidad.

Los seres humanos se han quedado atrapados en un modelo de comportamiento que ha distorsionado el valor del amor y la capacidad de confiar mutuamente en los sentimientos e intenciones. En un momento dado hay amor y en el siguiente, ese amor se rompe, produciendo un dolor y pesar inmensos. Es como si el intelecto humano hubiera perdido la conexión con la única Fuente eterna de amor y se apoyara en los recursos temporales. Como consecuencia, en lugar de poseer una sola fortaleza y un solo apoyo de la fuente incondicional, las almas humanas permanecen sedientas de amor verdadero, y lo anhelan aunque sólo sea una gota. Sin este amor, siguen buscando y vagabundeando angustiadas.

El mundo piensa en Dios como la máxima fuente de amor, el Océano del Amor, la Llama Eterna. Dios da, de manera incondicional, amor imperecedero, universal y único. Imperecedero porque es ilimitado, constantemente radiante y siempre disponible. Universal porque no tiene límites ni preferencias, emana vibraciones amorosas hacia todas las almas de todas las culturas, razas y credos.

Cuando el fuego del amor espiritual se enciende, las personas comienzan a ejercer el poder de la voluntad para liberarse de la esclavitud de las gratificaciones momentáneas. Se invierte tiempo y se hacen esfuerzos para edificar un estado interno en el que el amor se revele en el rostro y en cada actividad. Con la comprensión del amor espiritual, las personas se afectan menos por las circunstancias adversas.

Contemplan las nubes negras y las tormentas como si fueran oportunidades para ejercitar su fortaleza y recursos internos. Su llama no se extingue aunque los demás no les ofrezcan amor. Superan los pensamientos que les pueden llevar a alejarse de una persona, un lugar o una tarea en particular. En cambio, existe la fe de que con determinación, sabrán crear una diferencia significativa y beneficiosa. Cuanto más esfuerzo se hace para amar, más amor se recibe. La chispa del esfuerzo es el amor, y verdadero amor por el esfuerzo significa eliminar cualquier debilidad que obstaculice el camino del amor.

Se puede transformar un mundo entero mediante una visión de amor, una actitud de amor y acciones llenas de amor. El amor espiritual es fundamental para crear un mundo mejor, un mundo de verdad. En un mundo mejor, la ley natural es el amor y en una persona mejor, la naturaleza es amorosa de forma natural.

Prof. Carla Manrique



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