Traducción de Monica de Vitton

La actividad propia del espíritu es el pensamiento. Este pensamiento que percibo en mi por el « cogito », no es solo mi pensamiento. Es participación en un pensamiento que me supera.

Por un lado, el pensamiento es irreductible. No podría explicarse por mi ser empírico, tampoco por el ser empírico del mundo material, por otra parte dado que es capaz de formular valores, mi pensamiento participa de una realidad que le es superior, puesto que se juzga a si mismo y también juzga al universo donde está situado.

El pensamiento tiende sin cesar a proyectarse mas allá; supera las limites de la experiencia y se libera de lo que determina la sensibilidad para elevarse, por encima de lo inteligible, hacia lo absoluto y lo universal.

Es en este sentido que Descartes proclama en los Regulae: « Sum, ergo Deus est ». El pensamiento humano, lleva en si una presencia del pensamiento absoluto.

El realismo vulgar

El pensamiento toma directamente las cosas (en latín: res, rei), es decir las realidades distintas de si mismo, extrañas a si mismo y de cuya existencia es totalmente independiente al igual que del conocimiento que toma.

La realidad sensible es entonces aquí que se erige en absoluta: el mundo exterior existe tal como la percibimos.

Sin embargo estos argumentos son fáciles de rechazar, ya que aparecen numerosas objeciones a ellos como:

- las ilusiones de las sentidos y sobretodo aquellas de las sueños. Cuando soñamos; no es verdad que creemos ver, tocar oír? Sin embargo esos estados subjetivos no corresponden a ninguna realidad exterior a nosotros.

- la apariencia de inmediatez de los objetos sensibles es, par lo tanto, ilusoria. La psicología nos muestra que la sensación no es de ninguna manera la copia fiel de las cosas, que la percepción es, en gran medida, una construcción manejada por el espíritu, que la noción de objeto en si misma, lejos de ser un dato inmediato. es el resultado de una disociación del sincretismo perceptivo primitivo.

El realismo filosófico

Nuestra alma es prisionera del cuerpo y esta es la razón por la que somos víctimas de fantasmas que nos presentan nuestros sentidos, Las verdaderas realidades pertenecen a
otro orden de cosas: son las ideas, es decir las esencias inteligibles, eternas, inmutables; son como los arquetipos de las cosas sensibles que existen independientemente fuera de ellas.

No es un idealismo en el sentido moderno del termino: es más bien un realismo porque las ideas, aun siendo esencias en cuya contemplación nuestra pensamiento se eleva por la dialéctica, poseen una realidad ontológica, una realidad en sí fuera y por encima de nuestro pensamiento.

Hoy, el progreso de la psicología y de la epistemología por un lado y el de las ciencias físicas por otro, han convertido en más problemática la existencia de una realidad que, aun siendo distinta del pensamiento, puede reflejarse en él, de acuerdo a una imagen adecuada.

El cogito cartesiano

En un sentido muy amplio entre los cartesianos, se trata de lo que pesa en el alma. Esta aceptación ha caído en desuso.

Descartes se había contentado con decir que el pensamiento es la única realidad inmediata. Será el idealismo puro que se presentará, ya bajo la forma de racionalismo, ya ligado al empirismo.

El pensamiento es libre en el sentido corriente de la palabra. Ciertamente no pensamos exactamente aquello que queremos, particularmente cuando buscamos concebir lo real, según las reglas del método experimental.

La salud juega su rol en nuestra visión optimista o pesimista de las cosas. La herencia juega el suyo en nuestra tendencia a la melancolía, a las ideas negras. Todos nosotros no nos planteamos un mismo problema de igual manera, según que hayamos hecho estudios o no. Nuestro espíritu está frecuentemente preso en referencias que el medio y la educación han construido en el, mucho antes que tuviera conciencia de ello; prisionero también de hábitos que le hemos hecho adoptar.

Hace falta genio, o por lo menos una fuerte personalidad para liberarse. Hace falta haberse habituado a la crítica, al análisis, a la destrucción sistemática de lo « dado », a la invención. Entonces, como un atleta que haya ejercitado bien sus músculos, será posible decir: « yo soy dueño de mis pensamientos », aun cuando esto sea verdad dentro de ciertos limites…

Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



¿Quién hubiera podido imaginar que un día estaríamos separados así sin razón aparente?

Reflexionando, sin esforzarme en recordar, simplemente reflexionando constato que fuimos felices, porque no pensamos que esa nuestra dicha de entonces sería caduca, como todas las cosas de la vida.

Por las noches después del trabajo llamaba a la puerta de casa y venían ustedes mis hijos, los cuatro, con un ruido de estampida de elefantitos y estaba el espejo de mil reflejos, el de muchas generaciones multiplicando la imagen de mamá elefanta y sus dorados elefantitos de mil colores, prececitos a veces y otras tigrecitos enjaulados, pero siempre parecidos a un sueño.

***

Así los recuerdo hijos míos y se porqué siempre pasé a la acción, porque traté de ser modelo de trabajo y voluntad de disciplina y horarios los fui llevando más allá de nuestra rica jungla de animales libres y no domesticados hacia el mundo.

Fuimos felices, porque cuando cada año llegado el verano nos despedíamos de la ciudad con la alegría sincera de haber cumplido nuestras respectivas obligaciones para poder hundirnos en la selva de las vacaciones: fuera del tiempo, frente y adentro de un mar a veces calmo, a veces enfurecido, pero siempre mar abierto, devorador y permisivo.

Tiempos de sol, de lectura, de acciones cumplidas. Algún indiscreto nos contaba como andaba el mundo a nosotros que entonces solo sabíamos que solo teníamos que "renovar tejidos con solitre y agua" como dice Alfonsina Storni.

En ese mundo de arena, lectura y estrellas como faroles en noches oscuras, nuestras reflexiones nos llevaban a comprender la fugacidad y actuar en el instante. Compartimos lecturas profundas, versos de amor y a veces de locura, pero siempre compartimos.

Ustedes contruyeron una fraternidad que estaría dispuesta a ir más allá de las responsabilidades, del tiempo, de la vida y de la muerte.

Estuvimos la mayor parte de nuestro tiempo solos como individualidades, pero acompañándonos en una comunidad solidaria y a veces conflictiva.

Fuimos, creamos, jugamos, existimos. Hubo tiempos de reflexión profunda, de confidencias, a veces en bicicleta, otras a pie, a veces bajo el toldo de la playa ó en casa, acumulándomos como gatos recién nacidos en torno del fuego de la madre tierra que nos engendró a todos. Más allá de dos generaciones fuimos un "nosotros en el aquí y ahora que hace eternidad".

***

Reflexionado en Paris el 16 de noviembre del 2001 y con pasaje al acto de escribir el mismo día, al inicio del nuevo día que siempre es el primero de la creación…

***

Hace frío, mis elefantitos se han multiplicado, pronto serán siete elefantitos juguetones y reflexivos los que compartirán nuestra vida sobre la madre tierra. Son vuestros hijos y mis nietos.

La noche está engendrando la mañana y la mañana traerá la acción y en la acción estará el proyecto y en el proyecto la vida.

***

La dicha no es volver atrás sino creer recuerdos nuevos que se imprimen en el alma y en la carne y hacen dichas nuevas y amores compartidos.

***

17/11/2001

Lástima que a mis reflexiones se las llevará el viento que nunca tal vez les llegarán, pero no se puede pedir nada a las hojas de otoño que cayendo enriquecen la madre tierra, solamente aceptar su destino pasajero.

Reflexionar es ser. Deseo que nos dejemos sorprender por la vida, pero no simplemente reaccionar ante los hechos sino actuar frente a ellos sintiéndonos cada día más conscientes, más libres, más fuertes.

***

A través de la ventana, veo caer las hojas, Mi árbol se desnuda sin verguenza, poderoso en su espera de la savia que sabe volverá. Los pinos se alegran, los rosales buscan una última floración y yo te recuerdo a vos y a la playa dorada y a ese libro que leímos uno después del otro y que nos paralizó de miedo: "el exorcista". ¿Porqué ese libro y no otro? ¿Tal vez necesitaremos todos ser exorcisados para finalmente ser felices?

Reflexionado con cierta nostalgia. ¿Nostalgia de la eternidad? Si, nostalgia de lo que pudo ser y no fue. De lo que fue y no debió ser y de lo que es y no debería ser. Nostalgia de abrazos que se helaron en la muerte.

Un día de noviembre como hoy…

Visto, comprendido y concluido
el 18 de noviembre del 2001
frente a un fuego de chimenea
en Rueil Malmaison, Francia.
Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



Cuando un cuerpo se encuentra con otro cuerpo distinto, o una idea con otra idea distinta, sucede o bien que las dos relaciones se componen formando un todo mas poderoso, o bien que una de ellas descompone la otra y destruye la cohesión entre sus partes. En esto consiste lo prodigioso, tanto del cuerpo como del espíritu, en estos conjuntos de partes vivientes que se componen, y se descomponen siguiendo leyes complejas.
Pero nosotros, en cuanto seres conscientes, nunca recogemos sino los efectos de estas composiciones y descomposiciones, experimentamos alegría cuando un cuerpo se encuentra con el nuestro y se compone con él, cuando una idea se encuentra con nuestra alma y se compone con ella, o, por el contrario, tristeza cuando un cuerpo o una idea amenazan nuestra propia coherencia. (Gilles Deleuze: «Baruch de Spinoza, filosofía práctica»)

Pensaba, y las frases eran enunciados racionales, ansiosos, agitados, delataban el agobio propio del principiante.

El mundo acontecía sinuoso e impreciso y ella contaba con sus pensamientos que lo acotaban al menos un tanto. Agradecía las palabritas atesoradas con creciente luminosidad a medida que eía y pensaba.

Pero, otra vez el mundo traía los bolsillos llenos de inquietud. La incertidumbre agredía los atardeceres con hojas y manuscritos.

Con los años los pensamientos se tornaron salvajes. Imposible ya domesticarlos. Entrelazaban emociones.

La desesperanza llegó e inundó el tablero del día.

La noche acunaba algún sonido y prometía un grito.

Percibía un desorden gestando llamaradas enardecidas, desajustando las letras, agujereando las frases.

¿Seguiría pensando?

Miró sus manos, grandes, generosas, ilegalmente anhelantes.

¿Cómo vivía?

Pensaba, caminaba, pensaba, trabajaba ¿amaba? Incluso en su trabajo, con su mirada caminaba y pensaba y sus gestos escribían letras y sonrisas fluidas.

¿Pero, pensaba?

No, el tiempo inmóvil jamás irrumpía cambios. Alineaba sucesos mientras las estanterías estallaban en cada libro luego de cada lectura.

El mundo rumbeaba haciendo estragos certidumbres, orquestaba preguntas, individuos seres con graciosa monotonía.

Lo anónimo paseaba las calles enmarcado en carteles luminosos.

Si, lo anónimo, la cruzada del egoísmo ganaba terreno sin freno y sin pausa.

Otra vez el mundo en guerra, en guerra visible, ostentosa. Las playas de la miseria ya eran inmensas.

En los mares de siempre navegaban odios, rencores, fanatismos, avaricia, tratando de amarrar en las costas de la codicia.

¿Seguiría pensando así? Sentía y deseaba que ya no.

La mente había deformado, apremiado y oprimido la reflexión.

Spinoza habla en la «ética» de ella y con ella como los modos inmanentes de existencia que invitan a reemplazar a la moral por una reflexión (filosofía) práctica.

Con la ética nos propone sustituir la oposición de los valores morales: Bien-mal que condujeron siempre a guerras fundamentalistas con máscaras con la piel del terror.

La ley moral pone en funcionamiento la relación mandamiento obediencia, impide el conocimiento.

La ética propone una relación de conocimiento, pone en marcha la potencia que determina modos de existencia cualitativamente distintos, donde hacen luz «lo bueno-lo malo», según nos acerque o nos separe de nuestra potencia de acción.

La ética «es necesariamente una ética de la alegría, sólo la alegría subsiste en la acción, y a ella nos aproxima».

Spinoza se pregunta: «¿Cómo podemos formar ideas adecuadas?»

En algún amanecer asomó el inicio de la conciencia en red: sabiduría del espíritu, maestra de la acción.

En la trastienda los recuerdos pasados y futuros.

Hoy, esa juntura del tiempo, del tiempo de lo uno, del tiempo de la empatía, del tiempo de la co-creación.

Licenciada Rut Diana Cohen



Que interesante sería que con el solo pensamiento se pudiera crear. Así dicen las antiguas escrituras, que Dios creó al mundo: con la palabra.

Nosotros tenemos algunos trámites más que hacer para poder llegar a generar algo.

Creo que se nos interponen cosas como las emociones, los gustos, las reflexiones, y la actividad física.

En definitiva es difícil llegar a lograr algo, que en un principio pudo haber nacido de un gusto, de un sentimiento o de una idea.

Lo peor de todo es que la lucha se desencadena desde que no siempre hay unidad de criterios para sentir, pensar y hacer en una misma dirección. Si así fuera las cosas se simplificarían un poco, aunque no demasiado, ya que para lograr algo hay infinidad de obstáculos "materiales" que nos salen al camino.

Ya desde el comienzo de las cosas sabemos que la simple reflexión está dominada por la dialéctica. Si algo puede ser así también pude ser del modo contrario. La diferencia entre el amor a algo y el odio también es permeable, y no hablar de los impedimentos materiales para llegar al logro. Por lo menos éste último ítem, podríamos decir, que no depende de nosotros y nuestra torpeza. Los otros sí.

Cómo surge eso que después nos llevará a la acción, tal vez se nos escape de nuestro raciocinio, pero de hecho las cosas surgen y parecería como que nos exigieran, nos demandaran una ejecución.

También es cierto que muchas ideas, tendencias o impulsos pueden ser descartados, por cuestiones éticas, culturales o bien decisión propia.

Pero ¿qué pasa cuando nos sentimos reclamados a urgente ejecución? Parece que en ese caso es impostergable su análisis y decisión, o bien de realización o descarte.

Sucede que algunas pocas veces, en nuestras vidas, logramos descubrir algo que nos apasiona, que nos genera cosas muy especiales en nuestro cuerpo, nuestra psiquis y nuestra alma.

Esas pocas veces que nos sucede eso solemos decir que tenemos una vocación para realizar algo. Es un caso digno de análisis ya que en esa situación parecería que las cosas fluyen suavemente y que las dificultades son superadas con decisión y sin dudas.

Cuando algo "tiene corazón" luchamos denodadamente por su realización. No importan las dificultades que se nos presenten en el camino.

Nuestra mente marcha junto a nuestra emoción, nuestro apasionamiento, nuestro amor, y las acciones las realizamos sin dudar, no importando los obstáculos.

Cuando realizamos actos con vocación somos felices y sentimos que llenamos esos sin sentidos que muchas veces colman nuestras actividades.

Permítanme presentar unas breves palabras que siempre me inspiraron a pensar en el sentido de las actividades que hacemos, y que pertenecen a Carlos Castaneda, según su obra, atribuidas a su maestro.

"Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es solo un camino; si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada. Solo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice. Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. Te prevengo. Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que solo se hace un hombre muy viejo. Mi benefactor me habló de ella una vez cuando yo era joven, y mi sangre era demasiado vigorosa para que yo la entendiera. Ahora sí la entiendo. Te diré cuál es: ¿Tiene corazón este camino?

Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi propia vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Ahora tiene sentido la pregunta de mi benefactor. ¿Tiene corazón este camino?

Si tiene, el camino es bueno; sin no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero un tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita".

Concretamente estas líneas me hacen recapacitar sobre la importancia de encarar las cosas en la vida con sentimiento. No es muy común en los ámbitos académicos hablar de sentimientos, y menos de los propios respecto a las propias elecciones. Cuando elegimos una carrera para dedicar nuestra vida a ella, decimos: "la elegí porque me gustó". Así se minimizan los sentimientos. Preferiría escuchar algo más comprometido: "Elegí hacer esto porque amo esta profesión y mi cuerpo vibra en forma especial cuando me dedico a esto".

Concluyo diciendo lo que para mí es una creencia fuerte: "la acción es tanto más eficaz tanto para mí como para lo que hago cuando lo realizo con sentimiento, con pasión y de todo corazón".

No siempre se puede hacer de este modo, pero sí podemos poner la intención de que así sea.

Creo que primero debemos reflexionar sobre nuestros sentimientos, luego sobre las ideas y por último proceder a la acción.

Los psicólogos tal vez tengamos que empezar a pensar en cómo hace uno para amar, para enamorarse, y así poder hacer algo por tanta gente que sufre de los males propios de una vida mecánica, sin sentimientos, sin pasión, que duda de todo y no se decide por nada, y luego de tímidas acciones, se arrepiente y maldice su primaria decisión.

Lic. Alejandro Giosa



Salud Mental: 400 millones de afectados
Datos de la OMS: unos 400 millones de personas tienen problemas mentales

Especialistas en psiquiatría, reunidos en Madrid para participar en el Congreso Mundial de Psiquiatría, destacaron el preocupante aumento de las enfermedades mentales, «que suponen el 12,5 por ciento de las patologías».

Los expertos están convencidos que «se debería programar un plan de salud mental a nivel mundial, para prevenir que trastornos cada vez más comunes como la depresión no avancen»; en esta postura se encuentra José Luis López-Ibor, presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría.

El porcentaje de trastornos mentales, el 12,5 por ciento, sobrepasa al cáncer y las complicaciones cardiovasculares. Además, la depresión es ya la primera causa de incapacidad en el mundo. A pesar de estos datos, sólo el 25 por ciento de la población en países industrializados recibe un diagnóstico y un tratamiento.

Vale destacar la importancia de consultar con los especialistas, cuando la intensidad de los sentimientos impongan limitaciones en la vida cotidiana. El mejor indicador para pedir ayuda es el momento en que un malestar se convierte en sufrimiento.

Lanzan un estudio de la OMS

Unos 400 millones de personas tienen problemas mentales, y ésta cifra crece «dramáticamente». Bajo el lema de «Salud Mental: Nuevo entendimiento, Nueva Esperanza», la OMS lanzó un estudio sobre Salud Mental. Se trata de la primera vez que el Día Mundial de la Salud, celebrado el pasado 7 de abril, y un informe de la organización tratan el mismo tema en un mismo período de tiempo: las patologías de la mente. El estudio de la OMS marcará, según los responsables del mismo, «el final de la larga campaña llevada a cabo a lo largo de éste año en materia de Salud Mental».

De este modo, alrededor de 400 millones de personas sufren enfermedades mentales o problemas psicológicos cómo alcoholismo o drogodependencia, según se desprende de los datos ofrecidos por la OMS, que aseguran que de cada cuatro personas que acuden a los servicios de Salud Mental, al menos una tiene problemas de dependencia, los cuáles, en ocasiones, no son correctamente diagnosticados y tratados. Así, el programa de la OMS pretende que se introduzca personal calificado y comprensivo al problema de la Salud Mental en los centros sanitarios generales.

Según la OMS, los problemas mentales crecen «de forma dramática». Los datos apuntan a que las enfermedades psicológicas se encuentran entre las más frecuentes entre los diagnósticos generales. Los desórdenes neuróticos representan un 11.5% del total de enfermedades globales diagnosticadas. Entre éstas patologías, las depresiones se cuentan en un 36.5%, el alcoholismo en un 11.3%, la psicosis en un 8.7% y la epilepsia en un 3.5%.

Entre los enfermos mentales que sufren más riesgos se encuentran los niños y los adolescentes, además de ancianos abandonados, mujeres violadas, personas traumatizadas por estados de violencia, refugiados e indigentes. Para erradicar ésta situación, la OMS pretende aumentar su inversión en materia de Salud Mental.

Así, desde el pasado 7 de abril de 2001 se celebraba el Día Mundial de la Salud bajo el tópico de «Salud Mental: Sí a la atención, no a la exclusión». Se trata de la primera vez que la OMS concede tanta importancia a las patologías de tipo mental, y con ésta iniciativa se ha pretendido sensibilizar a la población de la importancia de éstas dolencias que, normalmente, empujan a la deserción social.

Según la Organización Mundial de la Salud, la idea es que todas las sociedades se concentren en la reducción de las diferencias que existen en torno al tratamiento de los trastornos mentales, «mediante unas políticas, una legislación y unos servicios apropiados». Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud, en éste año 2001, la OMS ha insistido sobremanera en la no exclusión social de los enfermos mentales ya que esta sería una de las causas de que los afectados no terminen de superar su dolencia de forma correcta.

Health I. G. News



Otra teoría sobre la energía vital

Bergson escribía que existe sólo una energía que se manifiesta en todas las actividades del universo. Esta energía es canalizada por distintos "centros de distribución" que la exteriorizan en actividades mentales, emocionales, sexuales, físicas, etc.

En las corrientes místicas de origen oriental se habla de "chakras" que califican la energía universal que se manifiesta en 3 corrientes: ida, shusutma y pingala (positiva, negativa y neutra). Los chakras principales son 7 y corresponden a los "cuerpos" físico, energético, emocional, mental, mental abstracto, intuitivo y espiritual.

Que existe una sola y única energía cósmica parece ser aceptado tanto por los científicos como por los místicos.

El asunto de la "energía vital" ocupó el tiempo y el pensamiento de budistas, médicos, artistas marciales y acólitos de la nueva era.

Sin embargo, en el terreno práctico resulta difícil concretizar aquello que hemos elaborado en el plano ideal.

La reflexión se produce en el mundo de la inteligencia práctica y abstracta. Se utiliza para determinar algo que será de valor para nosotros y la estrategia para conseguirlo.

En "Una teoría sobre el valor", Tsunesaburo Makiguchi asegura que los "bienes" abstractos no tienen un sentido real en la vida humana y los reemplaza por valores (bienes que producen un beneficio real).

La determinación del valor de una determinada actividad o bien, está íntimamente ligada a la percepción y a la emoción. Si comprendemos que la razón actúa sólo para justificar la apreciación de dicha actividad o bien, y para elaborar la estrategia para obtenerlos, ya habremos ahorrado tiempo en el proceso, evitando mayores justificaciones.

Resumiendo, el proceso se gestionaría desde la percepción, a la emoción (ligada a los valores e historia pre-existente del individuo), justificación a través de la razón y elaboración de la estrategia.

Hasta allí el proceso ha sido de "entrada". Lo que resta es proceso de "salida", es decir: la puesta en escena de la estrategia elaborada.

Decíamos que existe una sola energía vital universal. Todo proceso consume energía.

El de entrada ya ha consumido la suya. Puede suceder que, antes de ponerse en acción, el individuo gestione ante otros para lograr apoyo emocional o simplemente para "reforzar" su decisión. Este proceso suplementario al que llamaremos "de relación", también, consume energía.

La línea de energía, entonces, se distribuirá por el siguiente camino: percepción, emoción, reflexión, relación y acción.

Puede suceder que la percepción sea incorrecta, incompleta o ambas cosas. En ese caso, el proceso correrá un alto riesgo de error y de consumo innecesario de energía.

También la emoción puede resultar fuera de la medida, ya sea porque el proceso produzca ansiedad, temor, sentimientos de fracaso, etc.

Desde una percepción poco clara y una emoción exacerbada, el proceso de reflexión también estará viciado.

De allí en más, la relación y acción posiblemente conduzcan a un resultado diferente al deseado.

En este caso, surgirá un sexto proceso al que denominaremos "culpa". La culpa actuará como depresivo de posteriores decisiones.

En el proceso viciado y normal sucede que el individuo percibe parcialmente la realidad del valor deseado. Su emocionalidad reacciona conjugando sus valores personales, conceptos, historia, culpas y mandatos. En esa marea energética, elabora una estrategia donde se mezclan realidad con fantasía. Transmite sus deseos a otros en forma inexacta y recibe de ellos información de diversa índole. Finalmente, lleva a cabo la acción.

Puede que la energía que ese individuo canaliza no alcance para completar el proceso, con lo cual, se frustrará sin siquiera llegar a la acción.

Si la energía le alcanza, puede que sea insuficiente para insistir en la acción y lograr el éxito.

Si posee suficiente energía vital, insistirá y corregirá el proceso, hasta lograr el éxito.

No existe, en el terreno humano real, un proceso de percepción perfecta. Así como no existe una emocionalidad no contaminada por conceptos, valores, mandatos y culpas.

No nacemos con un manual de procedimientos para llegar al éxito.

El proceso natural de obtención de un valor es el de PRUEBA y ERROR.

El éxito o el fracaso dependen, exclusivamente, de nuestro caudal de energía vital.

Esta energía depende de una serie de factores que hacen a nuestra vida cotidiana. Estos factores son alterados por la mayor o menor "linealidad"de nuestra forma de pensar, nuestras explosiones emocionales, autoestima y hasta los alimentos que ingerimos.

El lograr una reflexión y acción exitosos no dependen de un acto del azar, sino que constituyen una constante correspondiente a ciertos parámetros de vida.

Una de las enseñanzas del Sutra del Loto (Sadharma Pundarika Sutra) del Budismo dice que "la vida es coherente del principio al fin".

Si no experimentamos dificultades en la concreción de nuestros deseos, podemos continuar así. De alguna manera, hemos sido dotados de una sabiduría natural que nos permite concretar nuestras aspiraciones.

Pero si nuestro proceso de reflexión y acción se ve signado por constantes fracasos, es hora de que comencemos a percibir el proceso en sí, comenzando por no pensar que otros son culpables de nuestras derrotas.

Hay algunos parámetros que considerar.

La ecuación es: energía vital + proceso lineal + tiempo correcto + lugar correcto + acción de los demás.

Analicemos cada término.

Energía vital suficiente para el éxito se obtiene llevando una vida armoniosa, alimentándose adecuadamente, haciendo ejercicios, estudiando, divirtiéndose, riendo y llorando, haciendo el amor, paseando al aire libre, centralizando la mente, generando pensamientos y emociones positivos, evitando calumniar a otros.

Proceso lineal significa que nuestra "línea" de percepción, emoción y reflexión debe ser lo más recta y armoniosa posible.

Tiempo correcto es que hay un momento para iniciar la acción y otro para finalizarla. Este tiempo puede ser largo o corto. El inicio puede tener que realizarse en determinada fecha.

Lugar correcto es tener en cuenta que el medio ambiente influye notoriamente en nuestros proyectos. Por ejemplo: No pondríamos una heladería en Alaska aunque…

Acción de los demás, es tener en cuenta que nuestra actividad generará una respuesta del entorno humano, evaluar cuál será esa respuesta.

Y hay algo que no vamos a considerar dentro del proceso, pero que es de vital importancia: PARA QUÉ deseamos el valor objeto de ese proceso.

Es MUY IMPORTANTE que el PARA QUÉ sea de verdadero valor práctico para nuestra vida.

La repetición de procesos exitosos aumentará nuestra FE (en nosotros mismos), lo que resultará en mayor energía vital y más éxito.

El mayor depresivo del éxito es el temor y este es un factor que, generalmente, desvía la energía vital hacia objetivos imprecisos.

Como toda criatura, hemos evolucionado para sobrevivir y subsistir. Para ello, hemos sido dotados de un complejo sistema de percepción y de glándulas endocrinas que reaccionan ante los estímulos.

Recordemos: todo proceso consume energía.

En algún tiempo y lugar un depredador acecha entre la maleza. Un movimiento erróneo y se produce el crujir de una rama. Nuestro oído alerta percibe el sonido. Señal de peligro inminente: muerte segura. Una glándula vierte en nuestro sistema suficiente adrenalina. Esta hormona nos provee de mayor fuerza (nuestros músculos pueden procesar rápidamente las proteínas e, incluso, el ácido láctico, para producir energía), velocidad, capacidad de reacción. Huímos, trepamos el depredador se queda sin cena…

Nuestra civilización evolucionó. Los depredadores aprendieron a temernos y se escondieron en las montañas.

Pero nuestras glándulas continúan allí.

Ahora la situación que se produce es ésta: Conducimos nuestro automóvil por una avenida. El conductor del carril de al lado se cruza delante nuestro. Hubo peligro, pero no era de muerte. Sin embargo, nuestra glándula vierte suficiente adrenalina. Nos provee de fuerza, velocidad, capacidad de reacción. Apretamos el acelerador y gritamos un insulto. La adrenalina se queda allí, junto con las proteínas, el ácido láctico y el músculo que no se movió nunca.

Ese proceso se denomina stress. Sirve para enfrentar una situación extrema.

Usamos el proceso en forma inconsciente para cualquier situación.

El stress forma parte de toda toma de decisiones. El proceso de reflexión se contamina. Hay innecesaria adrenalina. Hay pánico por los resultados. El fracaso es inaceptable. Muerte segura…

Sin embargo, el fracaso no existe. Excepto que desistamos de la acción. El error es parte del proceso de acción.

Sin fracaso no hay culpa. Sin culpa no hay stress.

La felicidad consiste en saborear cada instante de lucha, cada avance y retroceso como si fuera una pintura en el lienzo incesante de la existencia. Lo gratificante no es el éxito, lo gratificante es la lucha.

Maryland, 19 de noviembre de 2001
Juan Carlos Laborde



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