La aproximación psicoanalítica a la fotografía nos recuerda que la vida psíquica es una continuidad tal que "toda conciencia es memoria, es decir conservación y acumulación del pasado en el presente", según Bergson. La verdadera memoria no es sinónimo de conciencia, sino una forma particular de la misma. No prolonga el pasado en el presente, ella lo evoca, lo actualiza. Y yo agrego: "no hay conciencia si no hay objeto de conciencia". El pasado psíquico puede revivirse y actualizarse a través de formas figuradas que llamamos imágenes. Hay un estado psíquico en el cual la materia está constituida por imágenes. El sujeto no tiene conciencia del hecho que proceden del pasado y las toma como realidades actuales. Es el estado del sueño. El recuerdo es otra cosa, comporta una primera función del espíritu que es la fijación. A menudo, nos contentamos con atribuir nuestros recuerdos al pasado sin situarlos, ni fecharlos, ni localizarlos. Conviene insistir sobre la importancia de los puntos de referencia contextuales, afectivos y sociales ligados a los recuerdos. *** Aristóteles distinguió dos formas de referirnos a los recuerdos. La memoria simple que consiste en la conservación del pasado y en su regreso espontáneo al espíritu y le rememoración que es la facultad de buscar voluntariamente los recuerdos. Una fotografía no es solamente un recuerdo. Ella es un lazo entre las generaciones presentes y las desaparecidas. Las fotografías reflejan también el crecimiento, el cambio las semejanzas en un solo hombre ó a través varias generaciones. Entro en una bruma sin destino. ¿Dónde están las fotos de familia? El tema me obsesiona. Ya hice entrar algunas en artículos precedentes.
No es el invierno que inquieta mi alma, sino los recuerdos de mis seres queridos que han partido y no hablo solo de los muertos sino y con más razón de los que estando vivos se han alejado. Con respecto a las fotos de mis ancestros a veces no los conocí otros los pude desconocer. Si bien están lejos, yo fui informada y así me familiaricé con ellos, con sus historias mágicas, contradictorias, a veces sembradas de odio, otras de amores trágicos, como tía Idalia, la sorda, la mal querida de la familia y de Fernando Ferri, un tío lejano del lado maternal de mi madre. En realidad, cuánto odio apasionado que me suena y cae mal, porque yo estoy viviendo mi revolución personal que creí en el último artículo fuera una revolución adolescente. Pero no es así: se trata de una revolución eterna ligada a la condición humana, a la caducidad y a la injusticia. La cronología desaparece, se esfuma. Me rindo a la evidencia de la perdida de mis fotografías de familia en el tiempo de una vida, la mía, es decir el tiempo de un suspiro más ó menos prolongado. No tengo muchas fotos. Casi todas se han perdido en los naufragios de los viajes, pero las guardo en mi memoria y, naturalmente las declino en pasado, con una cierta nostalgia, porque sin mi como memoria toda traza se perderá como los pasos sobre la arena, cuando la marea sube y se retira lavando nombres, historias y sentido. Cerca mío, hay un armario repleto de fotos, pero no necesito abrirlo. Consultar me distraería de mi búsqueda interior. Sobre la pantalla de mi alma, la primera imagen que aparece es la de mi abuela paterna. Esta foto que era la única desapareció en los años 78, gracias a Germán que gentilmente vendió el departamento de Olivos y en el desparramo incendió la historia Me parezco a mi abuela y contemplo con amor y sorpresa su presencia redentora. *** Mi abuela no habló nunca correctamente el español, es tal vez por ella y por amor a ella que yo conservo aún ahora un cierto acento italiano y no español. Mis abuelos dejaron Italia, porque él, siendo ingeniero había sido contratado por la reina de Inglaterra, de quien dependía para construir el puerto de Buenos Aires. Mi abuela fue mi gran amor, vivía en Zárate, provincia de Buenos Aires, y venía a visitarnos regularmente a Iberá, la casa materna. ¡Bendita sea! Me hablaba de cosas extraordinarias y me contaba historias de mi padre cuando era pequeño. Yo vi una foto de él cuando era niño en brazos de su padre que falleció a los 42 años en Argentina de una enfermedad degenerativa del corazón que nunca había sido descripta hasta entonces. Se trata de la enfermedad de His, llamada así, porque el médico de la reina se llamaba His. Rindo homenaje de corazón a esa abuela que fue una mujer fuerte capaz de educar sus hijos en Argentina sin volver a Italia. El día que nació Gabriela, mi cuarta hija, papá vino a la clínica con un ramito de siemprevivas y con los ojos húmedos me dijo: "cómo te parecés a mi madre". Fue el mejor elogio que recibí en mi vida. El ramito de flores fue a parar a lo de tía y un día se esfumó no culpa de nadie, solo de las mudanzas. *** Un día tendremos que escribir sobre las abuelas. Para mi fueron la sal de mi vida. Dos mujeres fuertes heridas por los duelos que se fueron de la vida el mismo año, mi abuela materna el 20 de junio y la paterna el 31 de diciembre. Cuando falleció mi abuela materna, todo se pasó bien, discretamente, pero fue un suceso social. La casona resplandecía y los visitantes se sucedieron durante los dos días y las dos noches de su velorio. Solo papá, diferente e igual a él mismo y a quien yo me parezco, pareció llorarla. Me gustaría poder transmitir esas imágenes que me habitan: el insoportable dolor de papá con respeto a abuela que no era sino su suegra y la reunión social a la cual nadie escapó, ni yo. *** Pertenezco desde el nacimiento, según mi sentimiento a una "primera generación con zapatos", como solia decir de si mismo un embajador chileno en Francia. ¡Extraña historia! La generación de mis padres fue indiferente a la genealogía. Tal vez por la rabia del desarraigo, porque la familia había partida de Italia en la época de la unificación en 1870. fueron, en general, familias politizadas al máximo divididas y separadas por ideologías y posiciones tan opuestas que hasta borraron las memorias y todo recuerdo que pudiera molestar. Yo lo veo hoy en mis hijos. Diríamos que son también una "primera generación con zapatos", porque no se interesan al pasado y apenas saben que tuvieron abuelos, razón por la cual no se valoran correctamente. Imposible negar que el hombre es una historia insertada en una genealogía. Mi posición de rebelde es actual, reciente, cuando veo las dificultades que siento con respecto a mis hijos, a penas pude poner una foto de mi abuelo y de mi padre en la casa de mi hija mayor que es la más conservadora. Con respecto a los otros, no creo que estén en las paredes. Con respecto a mi, no estoy en las fotos, pero no me da tristeza, supongo que no conciben que la madre desaparezca, porque está inscripta en sus memorias. De todas maneras, no tiene importancia. ¡Ya se acordarán cuando tengan que hacer ciertos trámites administrativos! ¡Es tan curioso todo! Yo guardé un acento, es cierto. Es lo que afirma mi yerno francés cuando, con respecto y humor, me imita cuando yo digo "maravilloso" en su idioma. ¡Adoro los límites de la xenofobia francesa! El no hace ningún esfuerzo para hablar el idioma de su mujer. Parece que los Franceses son el centro del mundo. Con respecto a las fotos de su familia, están completas y en evidencia. Mi cuarta hija visitó Rueil, en diciembre 2001, y se arregló para poner sobre el muro del corredor de los cuartos una foto mía con los dos mayores de 6 y 2 años. ¡Bravo! Tengo un nieto sublime que habla "argentino" y hace esfuerzos extraordinarios y utiliza perifrases adorables para hacerse entender. Yo le he dicho que no hablo francés. Se llama Mathieu. Y otro nieto que será un día como Mathieu, pero, por el momento, tengo ciertas dificultadas, porque es demasiado francés. *** Dije que deberíamos escribir sobre las abuelas que han sido la sal de mi vida, pero sería también fascinante escribir sobre los hijos. Pienso como Kalil Gibran que somos los arcos que enviamos las flechas (los hijos) hacia la vida. ¡Que buen tema! ¿Fotos de familia? Tía y tío con abuelo en la Rambla de Miramar, todavía de madera, sobre el mar. El primogénito de la familia materna. Una pareja real de una familia patriarcal. Los ojos de todos se volvían hacia ellos. Eran las figuras dominantes de la elite europea, mitad italiana, mitad inglesa. Los primeros, veraneantes los descubridores de Miramar fueron seis familias. La mía, una de ellas. Miramar recodará siempre esa pareja magnífica conjugando belleza y clase. Aún hoy, más de 100 años después, las parejas de mis abuelos y de mi tío mayor alimentan las conversaciones. Tío compró una propiedad y le dio el nombre de su mujer Zulema, después se volvió una parada de ómnibus. Ellos me quisieron. Existe una foto donde estoy en los brazos de tío y me están queriendo. Pequeña rubia, acariciadora como un gatito que busca contacto entre los dos y con los dos. Es una tarde de verano en villa Los Angeles. Todos nos llamamos Angel en nuestra familia, yo también me llamo Angela y la costumbre llegó honorablemente hasta mi tercer hijo y se cortó ahí. Con los nombres de familia pasaron muchas cosas. Yo me llamo Graciela, y en la época antes de la generación de mis hijos se honoraba a los hijos mayores con el nombre de sus progenitores. Mi primera hija se llama entonces Graciela, pero como participante a esa "primera generación con zapatos" se ha apoderado de mi nombre y debo llevar el apodo de Bibí y si es posible no existir, porque supongamos que son hijos del padre solamente. Mathieu se llama Germán, como el padre de Graciela que fue también, y por los azares de la vida, mi marido y Tomás, el segundo, se llama Claude, como la abuela paterna y Edmundo por tío y Charles por de Gaulle, que, en realidad, no se que tuvo que ver Pero atención que yo me llamo Emma (abuela) Graciela (el nombre que me dio mi madre queridísima) Jorgelina (familia de mi padre) y Angela (por los siglos de los siglos, amén hasta que llegaron los Atilas, es decir los bárbaros, los de los zapatos recién estrenados). ***
No imaginaron quienes tanto me amaron cuánto la adolescente en mi sufriría en Miramar en la sublime y honorable villa Los Angeles. Otro recuerdo, la foto está en lo de tía. No puedo insertarla, pero habla en mi memoria. Allí está Andrea, la tía francesa bella y pretenciosa teniendo a mi primo Fernandito entre los brazos. Los abuelos están de negro color adoptado después de la muerte de sus dos hijas, mayores que mamá, en el mismo año de meningitis tuberculosa. Yo estoy en la foto, parezco una huérfana triste. Mis papás no están en la foto y mis abuelos están teñidos de negro y sometidos a la apariencia. Estoy sola. Me da pena esa niña sola. Gracias a Dios que me ha dado la fuerza de perdonar y de situarme más allá del bien y del mal.
Rueil Malmaison, el 17 de noviembre del 2002
Dos de mis siete nietos están jugando a mis pies Los otros cinco están lejos casi ignorados, con imágenes no actualizadas, viejas fotos, creciendo lejos. No son para mi "los excluidos", pero el hecho de no verlos ni escucharlos me lleva fatalmente a desinteresarme. Nota bene: Debería tener varias vidas y días de 48 horas para escribir hasta la satisfacción y traducirme luego en "argentino", como dice Mathieu. | |
Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti
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Creo haber tenido pesadillas anoche, pero no pude escribir, no tenía papel, ni lapicera. Traté de marcar en una página blanca ciertas ideas, pero después no pude decodificarlas. Solo percibo dos nombres, Mario y Graciela, pero no más. ¡Lastima! Se trataba, sin duda, de elementos sobre las fotos de familia. Cada tema trae a mi ricos mensajes de mi inconsciente. Es mi permanente "práctica del inconsciente" que me sigue desde que tengo memoria. Mi primer analista: Angel Garma a los 19 años, un habitual de Miramar, porque fueron muchos los que amaron mi mar y reflexionaron frente a él y descubrieron que la vida va más allá del ombligo y que lo que no hiciste hoy lo tendrás que hacer mañana, porque sin esfuerzo náufragas en playas frías. *** Dije entonces que al menos conscientemente estoy en "práctica del inconsciente" desde mis 19 años. Mi padre fue mi primer guía en ese camino a veces sombrío y otras maravilloso. Se que anoche tuve pesadillas. Se que "mi pasaje por la noche" como el de Jonás en el vientre de la ballena fue difícil. Esperemos entonces la próxima noche que llegaré con sus ángeles y demonios a encantar mi espacio de ser humano "galopeando entre el tiempo y la eternidad". *** Al mismo tiempo, estoy segura, sé que mis pesadillas están ligadas a mi rol indiscutido de ser la "agenda de la familia". Guardo en mi las fechas de nacimiento y muerte de mis ancestros desconocidos tanto como las de los que amo, amé y amaré incluso desde esa eternidad que, según el mito de Lethe de Homero, hemos olvidado como consecuencia del nacimiento y la socialización. *** El día pasó como todos los otros, sin mucho de nuevo, pero sensacional. Todos los días están llenos de cosas previstas, no suficientemente previstas, lo que los vuelve fascinantes. ¿Una de mis jornadas como todas las otras? Todo está organizado, arreglado, en apariencia. En la dimensión real, lejos de mis agendas, todos los días de mi vida me han sorprendido. *** Un solo ser me acompaña, testigo de mi rol de ser la memoria de la familia. Es mi tía Zulema, la de la foto, la sobreviviente de la balsa de la Medusa, una joven de 94 años que felizmente compartió mi vida y con la cual puedo evocar lo indecible Si ella no existiera, yo sería sin duda muda, porque los otros son sordos. *** Quise mucho a mi abuelo materno. Fue un hombre de fe. Inauguró los hospitales San José para los "pobres de la tierra". Murió a los 60 años de una pleuresía incurable en esa época, contraída en pleno invierno, tratando de salvar a los habitantes ribereños del Río de la Plata que habían perdido casas y medios en las inundaciones sucesivas decretadas por las frecuentes sudestadas. En esa época, las únicas asociaciones de voluntarios eran las damas de beneficencias, los bomberos, la policía y mi abuelo, un hombre de fe. Los hombres de mi vida me han protegido, ellos también han podido destruirme con sus desapariciones precoces. Yo guardo, en mi alma, el recuerdo de los primeros hombres de mi vida: mi abuelo, mi padre y mi tío. *** Si soy junguiana no es por azar. Yo pertenezco a familias de creyentes. ¡Mi abuelo y Pío XI! Extraña y sólida comunión entre dos seres que me acompañará siempre. *** No desearía volver sobre mis ancestros, porque llenaría páginas desesperadas y Giuseppe de Lampedusa lo ha dicho en su "Gatopardo" sobre el sufrimiento y el mundo de los valores que cae en el horror y la confusión. Hago referencia a ese libro. Si no lo han leído ó visto el film, les invito a hacer ambas cosas ó al menos una. Se encontrarán en los brazos de la desilusión de un mundo destruyéndose por compromisos y concesiones desconcertantes. *** Solo me queda rendir homenaje a mis dos amores. Mi perro que duerme en el cementerio de Asnières, clasificado monumento histórico: Vix de la Griffe d'or. Fiel y devoto como yo. Y Guibily, mi caballo, el inglés que residía en el centro hípico de Bavilliers, comuna del Territorio de Belfort A los dos, los veraces, mis confidentes con los cuales pude jugar, gritar, cantar tangos mal entonados por la emoción y llorar la Argentina lejana de mi cuerpo, pero no de mi alma. A ellos, les rindo homenaje. *** Es más fácil para mi compartir la totalidad con los animales que con los hombres. Los animales no traicionan. Los hombres son ingratos, interesados, ignoran nuestras almas. Mis dos amores forman parte de mi familia. Bajo una placa de mármol negro duerme mi perro bien amado jamás reemplazado. Sobre la tumba, una inscripción: "irreemplazable". Alrededor de su cuello, cuando partió al paraíso de los perros, le puse mi cadena con un gran corazón en jade verde, símbolo de eternidad. Tuve un profesor de filosofía, alemán, que decía que la diferencia de inteligencia entre el hombre y el perro no era de esencia sino de grado. Yo lo crei entonces un poco loco, pero hoy soy como él. Recuerdo la mirada de mi perro, sus consideraciones con respecto a mi y lo acepto Y Guibily con quien yo podía gritar mi desarraigo. Ese caballo que osó incluyo enviarme por tierra un día de nieve, en el cual los nervios pelados de los dos nos habían vuelto irascibles. El olor de los caballos, el manejo. ¡Qué manera clara de decir que un hombre es tal según su capacidad de encarnar y habitar su cuerpo!
Hecho en Paris con pasión. Hace frío.
Yo me envuelvo sensualmente en mi cuerpo humano que desea, al tiempo que en mi cuerpo animal intuitivo y sin misterio que no ha sido destruído por el mundo.
Escrito el 19 de noviembre del 2002 en homenaje de amor
La noche cae prometiendo sueños.
Traducido al "argentino",
Nota bene: Continúen, escríbanme, llámenme. Gracias por todo, por leer, por comprender. Lo que les digo ustedes lo saben ya. Yo no soy sino alguien que los despierta. Para los especialistas, encontrarán los conceptos, están en todo, pero no escribo solo para nosotros, sino también para los otros que tienen sed.
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Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti
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El álbum de la vida comenzó a ronronear parecía un gatito explorando su nuevo territorio.
Las fotografías hablaban y detallaban los destellos del día. Los atardeceres dibujaban sinfonías y los mediodías acompañaban la caminata por la historia recomponiendo lo acontecido. Hoy digo: ¡qué tierna y linda era de chiquita, cuánta sorpresa en la mirada! Tan sabia la sonrisa parecía conocer el futuro recorrido, como si alguna otra vez lo hubiese caminado. Los rulitos enmarcaban ese rostro liviano y las manitos jugando en la arena prometían ser la pianista que no fue, las piernitas redondas y parejitas la bailarina que mucho tiempo añoró y que no le permitieron ser. Ese cuerpito chiquito, parejo, grácil, la modelo que siempre quisieron que ella sea. La mirada ya perfilaba descontento, entre pícara y desconfiada, atenta, encendida, las pestañas largas, las cejas anchas aparecían bajo el gorrito blanco con vicera para que el sol no canturrease en las mejillas. Ya de por sí eso siempre le molestó mucho. Quería el sol, quería que enrojecieran las mejillas, quería sentirlo caliente y sostenido. Amaba el sol, no quería la vicera, ni esperar dos horas para bañarse en el mar después de almorzar. Quería los caracoles y las olas, quería la arena sin castillos, y la espuma corriendo por la orilla después de las olas. De adolescente siempre se ocupó de charlar con el sol y volverse marrón con él para olvidarse que de niña mantuvo el rosado blancuzco en los eneros de Playa Grande para que Mar del Plata no se queje por desacato a la autoridad! ¡A los once años, con su pequeña malla enteriza se la ve prometiendo ser mujer en una pose cualquiera la mirada desafiaba al rostro no le gustaba lo que veía eso lo recuerda perfecto! Sin embargo la boca cerrada fruncía la ternura es que al mirarla la gente supondría que ella era segura ágil buena alumna dócil alegre. ¡Pero no! era mala alumna, le dolía la cabeza, soñaba con príncipes y princesas en países distintos y dibujaba la vida con los lápices de colores enamorada del primo. El uniforme gris largo hasta las rodillas, planchado y prolijo hacía honor al Nacional de Buenos Aires, aquel honorable y austero claustro de estudio, sede de malas notas, risas y llantos enamoramientos, historia y latín, matemáticas, algún que otro premio por investigaciones históricas francés y literatura viajes en subte y el honor de pertenecer «al colegio», que la expulsaría en cuarto año con dos materias por rendir. Pero en este otro álbum las fotografías señalan otros rostros, no solo el propio padres, abuelos, tíos, novios, hermanos, esposo, hijos, amigos amores y pasiones otros y una misma también ahí en cada época de sus sueños y realizaciones, en cada escalón de su perdón. Le costó esculpirse. No llegó rápido el tiempo de quererse, aún persiste una cierta insistencia en señalarse el error cual si fuese un horror. Hoy, las fotografías le devuelven un rostro mas suave, con la mirada melancólica y risueña, las manos abiertas al corazón, y la figura con sus años amigos, el revuelo de otros misterios y una cadena de musica y canto que pronostica la primavera con jazmines en una plaza nueva desde donde mandarle besos a París. Preferiría no haber engordado pero aún así se encuentra con agrado agradeciéndose ser quién es. Sus hijos son su orgullo sus amigos su ternura los desconocidos del mundo los habitantes terráqueos del tiempo del hoy que podrían ser de antes o después pero que habitan el planeta buscando un cuarzo rosa para acariciar que se transforme en hombre o mujer sosteniendo el amor. Su propia familia fotografiada en las palmas de sus manos, con rayitas curvas o un poco rectas, que le hablan después de tantos días y se acumulan para los próximos tantos otros días que aún no conoce y que vendrán. Melodías de arrayanes, calcitas rojas, yuyos extraños, son todas voces en su alma, fotografías familiares energías que descienden y masajean los hombros recogiendo diferencias, posándose en su cuello, escudriñando su espalda, oprimiendo su pecho y aplaudiendo con calma. Cuan artista hay que ser para penetrar lo inmóvil dotarlo de movimiento color y tiempo. Desde lo que somos hoy subjetivar el ayer y ponerle palabras al olvido un manto sabio de dicha y locura a esos rostros a veces conocidos para que ahora dibujemos una sonrisa cómplice con la cordura comprensiva del tiempo sensible de esta tarde de noviembre en otro siglo y en el mismo. Fotografías familiares.. esos instantes remolones perpetuando el hilo ondulante de la vida. ¿Existirán las fotografías futuras? ¿Serán también instantes insistentes serán momentos reconocidos serán lo nuevo envejecido? ¿Cómo seremos al mirarlas? ¿Luz moviéndose en círculos espiralados seremos cuerpo, voz y canto? ¿Seremos parte de un mundo armonioso, esperanzado y cambiante? Cuidaremos nuestro planeta tierra con los duendes en nuestra manos y los ñiomos en los pies. Llamemos a los fotógrafos! Que no nos digan sonrían simplemente cuidémonos cuidemos de cada uno y del otro, diagramenos un mundo amplio sin hambre tortura y miedo. Recordemos el recorrido las calles no están dormidas el tiempo es ahora el futuro es hoy, el ayer ya nos previno. |
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Licenciada Rut Diana Cohen
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Considero interesante de estudio lo referente a las fotografías y la video filmación, razonando que son cosas de relativamente reciente aparición en la cultura de la humanidad.
Anterior a estos inventos, probablemente no existe una forma tan fidedigna como ésta para «capturar» el pasado y mantenerlo en forma indefinida, para ser utilizada. Cuando dejamos impreso en alguno de estos medios, un momento de nuestra historia, podemos hacerlo con la idea de compartir con otros el momento vivido, recordar el momento después de acontecido, o también garantizar el recuerdo aún después que sus protagonistas hayan dejado de existir para este mundo. Cuando dejamos grabada imágenes de niños, pretendemos captar instantes que no se repetirán, por lo vertiginoso del crecimiento, para luego tal vez ser mostrada a ese sujeto cuando sea más grande. En cambio si lo hacemos con personas ancianas, pensamos en sus descendientes y en nosotros para perpetuar el recuerdo. Por lo visto las imágenes guardadas, suscitan diferentes reacciones dentro del ámbito familiar y en general las usamos como un entretenimiento para «pasar el tiempo». Sin embargo es un instrumento que si no fuera por el modo de vida actual en el que la convivencia de familias grandes no es lo más común, podría ser un medio excelente de conformar una identidad a través de la historia familiar. Imagino que si la fotografía y el video se hubieran usado en las familias latinas de principios de siglo (por dar un ejemplo) y la cultura se hubiese mantenido en el sentido de la convivencia en un mismo espacio físico, el efecto que hubiese producido el tener imágenes y sonidos de parientes lejanos en el tiempo hubiese sido muy importante en el sentido y la dirección de sus miembros a través de las generaciones. La historia nos enseña muchas cosas. Cuando las imágenes guardadas se convierten en historia, es cuando su utilidad trasciende el simple «recuerdo» que se le suele atribuir a las fotos, cuando alguien se refiere a ellas. Si hacemos historia con las fotografías familiares, estamos dando sentido a la vida de las nuevas generaciones, estamos dando continuidad a los proyectos familiares, a los deseos que llevamos culturalmente por habernos criado dentro de una familia, en la que éstos se transmiten como herencia invisible, y que no depende de los genes, sino de algo que tiene efectos tanto o más contundentes: la transmisión de la historia familiar a través de la cultura familiar. Creo que a causa del vertiginoso crecimiento industrial contamos con muchas herramientas increíbles y maravillosas, pero a causa de nuestra individualidad, y falta de interés por las tradiciones culturales nos hallamos en una situación en la que no sabemos si estamos yendo o estamos viniendo, ni de dónde. Si hubiésemos contado, desde mucho antes, con los medios de «impresión de la historia» como bien puede llamarse a las imágenes guardadas, tendríamos elementos para evaluar la nuestra con la de nuestros antepasados, que por se antiguos, solo son anteriores, pero no más tontos e insignificantes como a veces creemos. Sus historias son como las nuestras, con sus amores, sus odios, sus luchas por sobrevivir, sus ideales, sus temores, sus valores, sin mucho más ni mucho menos de lo que vivimos nosotros, aunque tengamos otros medios y otras posibilidades o elecciones, o bien nos creamos «modernos». Espero esta reflexión breve pueda hacernos pensar sobre el gran valor de estas herramientas y sobre todo de la inmensa importancia de mantener la historia, para poder vernos reflejados en ella, aprender de nuestros antepasados y lograr ser evolutivos en nuestras vidas, con nuestro propio espíritu, la mayoría de las veces descuidado por todas las distracciones de la vida actual. Las impresión de imágenes no escapa la dicotomía en la que nos vemos envuelto. O nos hace distraernos, confundirnos, y olvidarnos de quiénes somos o todo lo contrario, nos lleva a acordarnos de dónde estamos, quién somos y hacia dónde podemos ir. |
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Licenciado Alejandro Giosa
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El "éxtasis" provoca una nueva clase de daño cerebral
Un grupo de investigadores descubrieron, en estudios realizados en primates, que el consumo de la droga «éxtasis», en dosis similares a aquellas que habitualmente usan los adolescentes en las fiestas bailables nocturnas, causan un profundo daño a la dopamina del cerebro. Las células de la dopamina ayudan a controlar los movimientos, las respuestas emocionales y cognitivas, y la capacidad de sentir placer; según un estudio publicado en la edición del 27 de septiembre de la revista Science. Los resultados también pueden echar luz sobre los mecanismos por los cuales el éxtasis daña a las células del cerebro. «El mayor problema consecuente, de acuerdo a nuestros hallazgos, es que los adolescentes que usan éxtasis pueden aumentar, al envejecer, su riesgo de desarrollar parkinsonismo, una condición similar a la Enfermedad de Parkinson», dijo el Dr. George A. Ricaurte, Profesor Asociado de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y autor del estudio. El Dr. George A. Ricaurte nació en Quito, Ecuador. El parkinsonismo ocurre cuando el daño a la dopamina de las neuronas del cerebro se desborda, dando por resultado una pérdida del 90 por ciento (o aún mayor) de dopamina del cerebro, explicó Ricaurte. Los nuevos resultados despiertan la preocupación de que si el éxtasis daña la dopamina de las neuronas en seres humanos, como lo hace en monos, el parkinsonismo podría desarrollarse años después de tomar la droga, porque la dopamina del cerebro declina con la edad, concluyó el Dr. Ricaurte. La evaluación temprana, crucial para enfermos renales Según los resultados de un estudio, los pacientes con enfermedad de riñón poseen un mayor riesgo de muerte cuando retrasan la consulta a un especialista. Las conclusiones del trabajo científico, publicado en el número del 17 de septiembre de Annals of Internal Medicine, demuestran que una tercera parte de los pacientes con enfermedad renal crónica fueron evaluados por un nefrólogo sólo cuatro meses antes de tener que comenzar con un tratamiento de diálisis para salvar su vida. Aquellos monitoreados posteriormente tuvieron mayor propensión a la muerte dentro de los dos años luego de iniciar diálisis. Una evaluación tardía es asociada generalmente con un mayor riesgo de diálisis no programada y complicaciones, así como también un incremento en los costos hospitalarios y en la extensión de la estadía nosocomial. El estudio no examinó las razones del encuentro a destiempo entre pacientes y especialistas. Sin embargo, el autor principal del estudio, Dr. Neil R. Powe (M.D., M.P.H. y M.B.A.), indicó que éstas probablemente incluyen: acceso limitado al cuidado primario, la demorada o no derivación por parte del clínico, como asimismo la carencia de información de los pacientes sobre la importancia de una intervención temprana. «También hay mucha gente que tiene enfermedad renal crónica y puede no saberlo, por lo que no se encuentra bajo cuidados médicos» comentó el Dr. Powe, director del Centro Welch para la Prevención, Epidemiología e Investigación Clínica de Johns Hopkins. «Necesitamos mantener esta condición en la pantalla de radar, especialmente cuando existe una historia médica que incluye alta presión arterial o diabetes. De esta manera, tanto los pacientes como los médicos serán conscientes sobre las consecuencias y oportunidades de intervenir. Estos pacientes deberían estar bajo cuidado de un profesional y deberían hablar con sus doctores sobre la posibilidad de consultar a un nefrólogo antes de que su enfermedad progrese hasta el punto en que necesiten diálisis». Un gen de la cardiopatía asociado al cáncer de próstata Un grupo de científicos han relacionado mutaciones en un «gen de la enfermedad cardiaca» con el cáncer hereditario de próstata. Los descubrimientos, que ofrecen nueva evidencia de que por lo menos algunas casos de cáncer de próstata pueden comenzar con una infección y una respuesta inflamatoria, fueron publicados online el 16 de septiembre, en Nature Genetics. El gen, llamado MSR1 (macrophage scavenger receptor-1), fue identificado hace más de 20 años como un factor en la formación de placa en las arterias, un proceso que contribuye a la enfermedad de la arteria coronaria, también llamada «endurecimiento» de las arterias. El MSR1 ayuda a las células del sistema inmunológico (llamadas «macrófagos») a limpiar los desechos celulares derivados de infecciones y grasas o lípidos dañados. Se ha tomado conocimiento del incremento de la actividad de los macrófagos en la etapa temprana del cáncer de próstata, y los investigadores de Johns Hopkins sospechan que algunas mutaciones del MSR1 pueden inhibir la habilidad de los macrófagos a la hora de limpiar apropiadamente luego de infecciones prostáticas, produciendo lesiones inflamatorias que son, con frecuencia, marcadores de cáncer de próstata. «Esta es la primera vez que el MSR1 se asocia con el cáncer, y puede aparejar infecciones y otras exposiciones ambientales similares al cáncer de próstata de una forma que aún no habíamos pensado», dijo William B. Isaacs, Ph.D. y Profesor de Urología y Oncología en el Brady Urological Institute y en el Kimmel Cancer Center de Johns Hopkins. En la búsqueda de mutaciones genéticas que aumenten el riesgo de cáncer de próstata, los investigadores monitorearon 159 familias con cáncer prostático hereditario y encontraron siete mutaciones diferentes en el gen MSR1 en 13 familias, lo que significa el ocho por ciento de los grupos estudiados. Defecto coronario que mata a atletas: estudio multicéntrico Médicos de Johns Hopkins, junto a colegas de todo el mundo, están buscando familias para que los ayuden a aprender más acerca de una rara condición que mata a atletas y parece ocurrir en dichos grupos familiares. La ARVD, o displasia ventricular derecha arritmogénica, ocurre cuando el tejido sano del músculo del corazón del ventrículo derecho es sustituido por tejido adiposo o fibroadiposo. En una persona sana, la activación eléctrica del ventrículo derecho procede de una manera rápida y ordenada. Pero en el paciente de ARVD, la presencia de tejido anormal puede producir una arritmia, potencialmente peligrosa para la vida. La afección, que afecta a una de cada 5.000 personas, es responsable de más de un quinto de todos los casos de muerte súbita cardiaca en personas menores de 35 años. Se asocia generalmente al ejercicio vigoroso. «El corazón se acelera rápidamente y los pacientes mueren... una porción significativa de ellos antes de que los hayan diagnosticado», asegura el Dr. Hugh Calkins, Director de Electrofisiología y Profesor de Medicina y Pediatría en Hopkins. «Conseguir el diagnóstico correcto, a través de tests tales como MRI Cardíaco (Imagen de Resonancia Magnética), ecocardiograma y una biopsia del tejido del corazón, es clave». investigadores de todo el mundo están colaborando con Hopkins para determinar el mejor acercamiento para diagnosticar esta condición potencialmente mortal y también para determinar las anormalidades genéticas que son responsables de ella. En Johns Hopkins y en la Universidad de Arizona, los investigadores están reclutando activamente a pacientes con ARVD para participar del ensayo multicéntrico ARVD de Estados Unidos. Existe un acceso online a la lista completa de los médicos internacionales que participan en este estudio: http://www.arvd.com/doctors/index.html |
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Health I. G. News
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Nunca tuve orden para guardar mis fotos, ni mis papeles, ni mis esposas, ni a mi hijo...
Algunas las tengo en la memoria, amarillentas y arrugadas, como aquellos viejos retratos que nos sacábamos en los bosques de Palermo, con la cámara de cajón, en blanco y negro, con la fase final de lavado hecha en el mismo lago. A veces me siento muy viejo, pero nunca como mi viejo, a quien también perdí, como a mamá, como a mi hermano, como a mi país. No tengo fotos ni raíces, no tengo tierra y apenas recuerdos. Un día tomé un bolso de lona, reuní mis ropas, regalé mis muebles y me subí a un avión... cansado de luchar en el falso país de la esperanza, donde siempre fuimos los mejores hasta que dejamos de ser Las fotos las olvidé en alguna caja Llegué a la gran tierra del sueño americano... donde por ser sueño, todos duermen la siesta del autómata. Y caminé por calles parejas, jardines prolijos, veredas limpias y encontré paredes que ocultaban calles desparejas, jardines de barro, veredas sucias Y allí tomé nuevas fotos que volví a perder Mentiras tengo una caja, pequeña, de cartón, de esas de bombones. Era de mamá. Hay una foto de papá y mamá. Él luciendo su madurez de criollo pintón de antaño, seductor con su bigote y su sonrisa de dientes blancos y parejos. Ella siempre rubia y regordeta, con su piel blanca de hija de italianos y su mirada triste. Esos dos se amaron Coloqué sus cenizas al pie de un árbol en los bosques de Palermo, juntas porque siempre pelearon, pero no supieron vivir el uno sin el otro. También hay una de mi hermano, hermoso varón de ojos color miel que, como Dorian Gray, quería ser joven por siempre... y por eso se marchó a los treinta y pico, no sin antes descorchar mucho champagne Y una de mi hijo que vive y lucha en la tierra de la desesperanza, esperando que algún día, este inmigrante eterno, pueda enviarle un pasaje de retorno a la nada. Pero sí hay esperanzas Porque a cada muerte le sucede una nueva vida. Y porque, por suerte, las cosas no son como nos enseñaron, sino que cambian constantemente. Y encontré otro avión. Y me bajé en las tierras del sol perpetuo y del mar cristal. Y no es que aquí haya sólo felicidad. Porque los inmigrantes son extranjeros en cualquier parte. Pero algunas partes son más cálidas que otras. Y hay atardeceres que mirar, botellas de ron, un teclado para escribir y, como soy un afortunado, la compañía de una mujer hermosa y talentosa que me ama: viejo como soy, pobre como soy y casi sin fotos
San Juan de Puerto Rico, noviembre del 2002
exclusivo para «S.O.S. Psicólogo»
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Juan Carlos Laborde
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La foto de familia es una imagen con algún mensaje particular para cada persona. Para mi familia es el mimo y la aceptación.
El juicio parcial que te ayuda a vivir y a quererte mas. Esta asociada a las caras mas conocidas desde la infancia pero también a la fantasía que he tejido alrededor de esas personas. Completan mi identidad. Me enternecen. Una foto muchas veces habla mas que la palabra porque ella pasa instantáneamente el impacto de lo que quiere transmitir y lo hace de un golpe. Funciona como referencia para pensar, formarse ideas y reaccionar, independientemente de lo fiel a la realidad o no que sea aquello que nos muestra. «¿Que importa que la felicidad sea verdadera si creemos que lo es?», exclama Odile, el personaje de Climax novela de Andre Maurois. La cuestión de Odile me resulta una observación realista. Es solo ver las imágenes cotidianas con las que nos informarnos a través de las medias refuerzos de opiniones. Y no se aplica solo a la felicidad sino también a la infelicidad, la justicia e injusticia, en suma a lo que nos mueve a emoción . Todo esto resulta de imágenes que cada uno procesa a su manera. La foto de familia actúa como refuerzo y referencia para mi identidad. Me ubica agradablemente en el mundo en medio de un grupo bien conocido, es como si me dijeran: «entre nosotros, tienes razón». Me viste y crea un ambiente de bienestar, como un decorado o una ropa, por eso las fotos que salen desfavorecidas las rompo enseguida. En mi casa de extranjera en Paris, hay muchas fotos de mi familia. Ellas me presentan y me reciben, me rodean y acompañan y me ayudan a poner orden en el recortado tiempo de viajera incansable que ha sido el mío y eso me da seguridad. Serenas e inmutables caras familiares, me arrancan de eventuales pesadillas nocturnas, por eso están en mi mesa de luz. Discreta compañia para la hora sublime de la emoción musical y la lectura, por eso las hay en blanco y negro sobre el piano y en la biblioteca. Fotos familiares sonrientes sobre la mesa de entrada me dan la bienvenida al llegar a casa. Solo no las hay en el baño, lugar de verdad desnuda y blanca, frente a frente conmigo misma sin mimo ni concesiones. Conozco personas que las tienen en el toilette de visitas, yo no. Para mi lucen allí como un diploma en la sala de espera del medico o el dentista. No comprendo claramente su mensaje, ¿que están haciendo allí? |
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Monica de Vitton
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