No se trata aquí de justicia impartida por una autoridad social, función jurisdiccional, sino de justicia como principio moral, distinción entre lo justo y lo injusto.

En este dirección, la justicia puede definirse como el respeto y la defensa de la ley.

Tanto el derecho moral como el derecho positivo, que se presenta casi exclusivamente en forma de tradiciones y costumbres, muchas veces de carácter religioso.

Por tanto, la justicia se basa, como la ley, en el valor de la persona humana.

Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



La justicia es el peor capítulo de mi vida. Mi madre no escuchó a su hija pidiéndole consejo. Se dejó abandonar, sin pensar en ella y en su hija.

Y Lila representa mi vida. Lila, su misterio y su hija (ii)

(extracto de NICANOR)

La hija de Lila sufriría hasta la desesperación la imposibilidad de penetrar el misterio de su madre. Ni llantos ni protestas podrían alterar el lago profundo de Lila.

Su hija golpearía contra un muro de silencio: los pequeños puños sangrando de pequeña, las manos abiertas y heridas de la adolescente, y al final, las manos cerradas de la mujer que aceptó la derrota. Holocaustos permanentes en el altar de la diosa madre impenetrable. Todo estaba mal, sin estarlo. Lila no emitía juicios, pero tampoco reconfortaba. En cierto sentido los pasos de la niña se pierden al perderse ella misma en ese caos de la búsqueda de la madre. ¡Mamá jamás contestó!

Resignada, ya menos niña, se dedicó a contemplarla a partir de su mínima capacidad de comprensión; búsqueda insaciable de querer «conmover a mamá». Adorarla, pedirle, llorarle, insultarla, amarla, ofenderla. A todos los gritos una sola respuesta se dio: Lila no era sino un espejo; a cada expresión, a cada explosión de la niña, todo se volvía contra ella misma. Impenetrable Lila silenciosa, jamás un gesto amargo o una reprimenda. Sólo una dignidad extendiéndose en un espacio inconmensurable, y en un no-tiempo.

Lila nunca tuvo enemigos en apariencia; porque en realidad la mayor parte de quienes la rodeaban fueron sus enemigos no declarados. Las mujeres la celaban, los hombres la deseaban y la detestaban por inalcanzable y prometedora al mismo tiempo.

Hubo un beneficio secundario de su enfermedad la sordera dado que todos intentaban comprender el mundo a través de su experiencia de silencio; cada uno se veía a sí mismo sordo y se aplicaba los cuidados necesarios para que la sordera no se volviera soledad.

Lila no tuvo tal vez espacio para ella misma, ni para pensar, ni para sentir. Los otros se encargaron, tal como Jorge, de la expresión de sus emociones, de sus reflexiones. Lila se sumergió más y más profundamente en una sensualidad, cuya descripción se da en el simple hecho de verla vivir.

Antes de los 6 años la niña entró en el colegio de las hermanas de la Misericordia. Allí estaría bajo los cuidados no sólo del niño Jesús, sino de las generosas hermanas italianas y argentinas. El lema de las religiosas era: «Las manos en el trabajo y el corazón en Dios.» El paso de la casa al colegio fue un desgarro para la niña, porque no se puede estar bien en el colegio sabiendo que se vuelve todos los días a casa, a un ambiente definido donde mamá tiene un rol. Ella no podía amar el colegio porque al mismo tiempo que el colegio exaltaba los valores de la disciplina, del orden y el de la estima, así como de las lágrimas y de la alegría, el mismo hacía evidente la indisciplina, el desorden y la inseguridad de un hogar en el cual la madre era tanta presencia que no daba lugar para diferenciarse de ella y adquirir identidad propia.

Despertarse cansada, con el cuerpo pesado de cargar cada día con su soledad. Despertarse en medio de la noche para tener un espacio. Insomnios de niña, de adolescente, búsqueda fogosa de la libertad. Sueños prematuros de devoración y miedo…

Tal vez el deseo inconsciente de destruirlo todo para sobrevivir.

Destruirlo todo, menos la madre, matriz ardiente, forma esencial del deseo. Placer de envolverse en su lecho, en búsqueda de una experiencia perdida, único rastro de haber existido en el vientre de su madre. Lila silencio, Lila, imperturbabilidad.

La niña se fue más lejos de lo esperado; un día cortó amarras, se fue a otro país. ¿Mató a la madre?

No, la madre era inmortal. Fue una tentativa de suicidio, sin éxito y los lazos con la madre se volvieron aún más fuertes, más intensos y naturalmente más arcaicos.

Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



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Eduardo Baleani, maestro de grado, sociólogo



Como pasa en casi todas las cuestiones humanas, el hombre le pone nombres a todo lo que parece útil poder nombrar de alguna forma.

Así es el caso de la justicia también. Era necesario llamar de alguna forma a lo que tal vez en el mundo natural, llamamos "armonía". Es decir cuando queremos que los actos tengan consecuencias equilibradas y no sean "desarmonizas" decimos también que deseamos que las cosas sean "justas".

Esa justicia o armonía sería el pacto de convivencia tal vez más importante que podamos hacer dentro de la cultura.

Otras culturas también desde un punto de vista hipotéticamente espiritual, lo pueden llamar karma. Como el hombre siempre quiso imitar la perfección de la naturaleza, quiso copiar la armonía natural, para que las sociedades se armen con reglas que faciliten la convivencia. Pero como siempre fallan las palabras, la justicia humana se aleja de la armonía y se transforma en un constructo que termina difiriendo bastante de las intenciones que la crearon.

La armonía de la naturaleza mantiene la vida sobre la tierra en forma sustentable, y aunque a veces nos parezca cruel, lo que da vida también la quita. Demás esta dar ejemplos de este hecho muy común en la armonía que nos rodea. La flexibilidad es un procedimiento común que utiliza el proceso natural para dejar vivir en algunos casos y quitar la vida en otros.

La justicia humana no tiene la flexibilidad de la armonía natural. Es rígida y procede siempre de la misma manera, lo que en realidad la hace injusta.

Las palabras son rígidas en sus significados, ambiguos a veces y corruptibles otros, pero la palabra escrita cuando se ejecuta la sentencia, es rígida y produce efectos contundentes.

Por eso es común escuchar hoy hablar de una justicia desprestigiada, porque además de desvirtuar y corromper el significado de las palabras, también ejecuta fallos en base a interpretaciones sesgadas y manipuladas de lo escrito.

Es como que el humano cuenta con una poderosa computadora, que es su sistema de procesamiento intelectual, emocional, y otros más y termina usando los dedos de su mano para hacer operaciones matemáticas. Se desperdicia mucha capacidad en esta simplificación de los procedimientos. Lo mismo sucede cuando solo usamos las palabras para interpretar al mundo, y dejamos de lado otras informaciones importantes.

Es otro de los medios de control que usan los que nos mandan para reducirnos a cosas manejables a cosas fáciles de controlar. Y lo justifican por la gran cantidad de seres humanos que habitamos el mundo.

Habría que deconstruir muchos conceptos que tenemos como básicos para darnos cuenta del artilugio que se realizó para poder crearlo. Toda construcción humana debería ponerse en tela de "juicio" para validar su necesidad y congruencia. Hoy el ser humano cuenta con medios para poder hacer valoraciones más ajustadas a las necesidades que tenemos como humanos.

Por eso se dice que estamos en crisis en muchos aspectos del acaecer como hombres y mujeres, tanto en cuestiones sociales, económicas, éticas, científicas, etc. En realidad la crisis parte de los acuerdos que alguna vez fueron adoptados o impuestos y ya no nos sirven para lograr ponernos en armonía.

Es hasta difícil pensar en cambiar nuestras bases interpretativas de las cuestiones humanas, sociales y naturales, pero es una tarea que periódicamente deberíamos hacer para no distanciarnos tanto de la perfección de la naturaleza.

Licenciado Alejandro Giosa



El "no es justo" debe ser la frase más usada relacionada con la justicia. Y está bien que así lo sea, ya que marca la diferencia entre lo que es justo y lo que no lo es. Es decir que el término genera un parámetro con el cual medir la cualidad de las acciones.

Pero muchas veces el "no es justo" suele ser una apreciación subjetiva que hacen las personas que se creen victimas de algo que no les gusta. De hecho cuando lo vemos desde nuestra perspectiva y escuchamos esto de alguien, creo que casi todos en alguna ocasión pensamos "pero si es lo que te merecías…" (Y tal vez agregando un leve insulto…)

Entonces ¿Quién es el que debe evaluar la justicia? ¿La propia persona debería salirse de sí misma para ser objetiva y evaluar si algo es justo o no? y ¿si el que evalúa es otro?, también se dificultan las cosas porque no cuenta con elementos subjetivos que llevaron a una determinada acción.

¿Y si la evaluación de justicia no corresponde a un yo o tú y es hacia otro ser vivo, sea animal o vegetal?

¿Ahí cambia la cosa. no? Que puede ser justo para un animal criado para alimentación humana? O una planta que crece hermosa y radiante desde sus primeras hojas tiernas, hasta ser arrebatadas de la tierra para seguir su curso fuera de ella? ¿qué justicia puede ser aplicada en estos casos?

Hasta es difícil de pensar una justicia que también abarque a otros seres vivos…

Pero como humanidad, si es que estamos evolucionando de alguna manera, habría que plantearnos una justicia que involucre a otros seres vivos, sean para consumo o no.

Estamos despreciando a seres de muchas especies por el solo hecho de no estar dentro de las "cosas utilizables" por nosotros. Algunas de éstas pasan desapercibidas, otras nos son indiferentes y otras decididamente nos molestan.

Pero por suerte cada vez hay más personas dispuestas a pensar en los que nadie piensa. Cada día hay más personas decididas a no perjudicar a las otras especies que conviven con nosotros y procurar por su bienestar. En contrapartida los intereses económicos son siempre un obstáculo para mantener el respeto por la vida cuando la economía se pone por delante.

Pero lo bueno es que antes la balanza se inclinaba solo para las fuerzas económicas y ahora hay una contrapeso que generamos todos los que queremos una justicia apropiada para los que no comparten el habla humana.

Creo que podría decir que la humanidad evoluciona cuando se pueda evidenciar que nuestra conciencia se amplia para tener en cuenta a estos seres desprotegidos.

Prof. Carla Manrique



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