Mientras las imágenes de la guerra circulan por todas partes, otras resurgen con las de la Segunda Guerra Mundial.

Estábamos convencidos de que la guerra nunca volvería a Europa.

¡Era impensable!

Y ahí, lo que se ve aterra, porque aparecen las mismas imágenes, las mismas palabras, los mismos problemas que hace 80 años.

Como si la experiencia fuera en vano...

Cuando un pueblo está en problemas, busca un salvador. Y este salvador puede decirle cualquier cosa, la gente lo seguirá y perderá su capacidad de juzgar.

Partimos de un postulado estúpido que no se basa en nada y construimos un razonamiento coherente, desgajado de la realidad.

Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



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Doctora E. Graciela Pioton-Cimetti



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Eduardo Baleani, maestro de grado, sociólogo



La vez que tomé la decisión de renunciar a un trabajo que había sido preciado para mi tuve la sensación que después de dicha decisión lo único que iba a primar era el arrepentimiento.

Medité mucho la situación hasta que lo hice y a partir de ahí esperé lo peor.

Pero no fue así. No tuve remordimientos y ni siquiera me arrepentí ni por un momento de hacerlo. Todo fue muy natural, y creo que en ese momento me di cuenta que el pasado no tiene tanta fuerza o bien podría no tenerlo como siempre pensamos que lo tiene.

El presente genera nuevas oportunidades y actividades que llenan el día. El miedo era tener días vacíos y llenos de tiempo inútil. Pero creo que fue al contrario. Cada vez surgían nuevas posibilidades y actividades que fueron colmando mi vida de acción y llegó el punto de no poder realizar más cosas de las que se me presentaban.

Sé que no es lo más común que le acontezca a las personas que generalmente están atadas a su pasado en forma fuerte, pero lo que condiciona esta actitud es la atención que le pongamos al pasado o al presente, ya que si estamos en el aquí y ahora por más tiempo, nos damos cuenta que el ahora nos proporciona muchas más posibilidades que el pasado que ya quedó rígido e inanimado por su propio carácter intrínseco de caducidad.

Lamentablemente la educación formal jamás se dedica a enseñan nada de estas cosas sobre cómo funciona el cerebro, cómo actuamos nosotros para que funcione así y como modificar nuestra atención y en consecuencia nuestra conducta de forma positiva para nuestra evolución como seres humanos y seres sociales.

También creo que queda en evidencia que después de tantos años de investigación y de profesionales tan capacitados para hacer una educación acorde con el grado de conocimiento al que llegamos como humanos, es evidente que hay factores que intencionalmente ejercen influencia negativa para que estos grandes conocimientos se trasladen a la práctica y al saber de los humanos.

Parece que la idea es tenernos atrapados en el pasado y en consecuencia en el miedo al futuro y el desprecio por el presente, porque eso nos hace más dominables, sumisos y productivos a intereses que no son los nuestro particulares.

Desgraciadamente el tema de la pandemia dejó más que claro que toda esta dominación es peor de lo que intuíamos. El miedo a enfermar y morir generó la obediencia absoluta de las personas a entidades que nos manejaron con órdenes incoherentes y nefastas para nuestra salud, no solo física sino ante todo psicológica y social.

Quedó en evidencia que la educación no nos proporcionó ninguna herramienta para discernir lo correcto de lo incorrecto, lo incoherente de lo que no lo es, y ni siquiera nos incentivó a investigar por cuenta propia lo que estaba pasando, ya que la educación no generó el espíritu crítico de la realidad, ni tampoco aportó datos científicos como para analizar procesos biológicos, médicos, psicológicos ni sociales como para poder pensar libremente y con criterio objetivo. Ni siquiera los que nos ordenaban eran objetivos en sus apreciaciones, ya que para infundir el miedo es necesario precisamente no ser objetivos y sesgar con emociones sus apreciaciones para que empañen dicha objetividad.

La gran mayoría de las personas siguen creidas que lo que pasó y sigue pasando fue inevitable y que se produjo porque era un riesgo que la sociedad corre con el tema de las enfermedades. Otros pensamos que el cuerpo humano sobrevivió mucho tiempo curándose solo y que esto de un virus supuestamente natural, suena muy sospechoso.

Lo que están logrando con todo esto es generar en este presente, un pasado al que atarnos. Un tiempo en el que supuestamente nos vimos obligados a obedecer sin preguntarnos ni cuestionarnos nada por miedo a morir, o que mueran la gente que queremos.

Mejor que una pandemia física lo que lograron nuestros patrones, es una pandemia psicológica que va a condicionar la conducta humana por mucho tiempo en nuestras generaciones futuras.

Lamentablemente la humanidad fracasó y prefirió la subordinación a cambio de una supuesta protección que ya iremos viendo que no es tal.

Licenciado Alejandro Giosa



No puedes salir a la vida sin tener un plan definido con anticipación. Por eso, el día anterior es tan importante para nosotros (Decía mi viejo)

Y cada día anterior se convirtió para mi en uno de preparación, planificación y entrenamiento.

Los días se transforman, así, en años y la juventud en vejez.

Ese es el "sendero del sistema".

Inviertes cada día del presente para ser alguien útil en el futuro. Útil de pronto esa palabra comenzó a resonar en mi cabeza.

¿Útil para qué? ¿Útil para quién?

En ese viejo y maldito libro chino titulado Tao Te Ching (algo así como el Camino de la Virtud Natural), leo:

"No se fabrican canoas con el tronco del árbol torcido".

Por lo tanto, el árbol torcido es el que cumple con su proyección de vida, mientras que el recto es asesinado prematuramente.

Voy a reflexionar a la orilla del lago. El cielo esta límpido. Hay tonos violáceos surcando el horizonte. El sol se esta ocultando. El aire huele a cedro. La brisa lleva, aquí o allá, a alguna hoja y la precipita en las aguas. No puedo dejar de pensar en mi propia vida.

En como el viento de la existencia me ha llevado a vivir a diferentes países, a transformarme, a cambiar de profesión, a aprender cada día algo nuevo.

¿Y dónde quedo mi entrenamiento? ¿Dónde "mi día anterior"?

Un ave surge de entre los árboles del bosque. Es una garza blanca. Vuela sobre las límpidas aguas, les roba un pez, levanta vuelo y desaparece otra vez entre los árboles…

¿Dónde está el ave ahora?

Está (en algún lado) y no está (donde pueda verla).

"Todo es impermanente"

En un universo regido por la mutación, la impermanencia; el sistema nos educa para tener vidas planificadas… para ser árboles rectos.

En el intento infructífero de ser… dejamos de ser… Dejamos de percibir el instante, el vuelo del ave, para percibir una fantasía llamada "día posterior".

Y es en ese preciso momento donde veo que ni el día anterior, ni el posterior son importantes.

"Lo importante es el día de hoy"

Guaynabo, Puerto Rico, april del 2022
exclusivo para «S.O.S. Psicólogo»
Juan Carlos Laborde



Hay una frese que se suele mencionar respecto al pasado y es que "todo pasado fue mejor". Curioso que aunque no se diga muy a menudo, creo que es lo que la mayoría piensa sobre el pasado.

Hablando con otras personas, recientemente, me encontré diciendo que los olores y sabores de mi niñez eran más auténticos, intensos y mejores. Me llamó la atención haber dicho algo así, de modo que luego de esa charla me quedé pensando que significaba esa afirmación. ¿Era real o solo una consideración subjetiva de mis vivencias de niña?

¿Qué podía tener la comida antes que no lo tenga ahora? ¿O tal vez eran mis sentidos que estaban más agudos y captaban sensaciones que ahora no puedo sentir?

Evidentemente la vista, el olfato, el tacto y muchas de las formas que tenemos de comunicarnos con el medio exterior van sufriendo deterioro con el paso de los años, pero ¿Puede haber tanta diferencia?

La única respuesta coherente sería que un poco afecta el deterioro de los sentidos, pero también hay un empobrecimiento en la calidad de los alimentos, sin duda. La siembra a gran escala, está comprobado que le quita calidad a los productos. No es lo mismo una fruta o verdura orgánica o silvestre que otra que no lo es.

También del mismo modo, pensé, debe pasar con las experiencias. De niño parecería que los recuerdos nos llevan a rememorar vivencias más intensas tanto para las agradables como para las desagradables. Muchas de ellas son únicas, tal vez por ser las primeras percepciones que tenemos y procesamos. Probablemente no había situaciones anteriores parecidas y eso las hace únicas e irrepetibles.

¿Qué pasaría si con toda la experiencia acumulada en el correr de los años, volviéramos al pasado y afrontáramos de nuevo esas experiencias primigenias? Algunas veces nos beneficiaría en el sentido que podríamos cambiar el registro que nos quedó de esa situación, pero en otros casos llevar un bagaje de conocimientos y prejuicios, probablemente nos impulsaría a un rechazo o aceptación solo de acuerdo a las ideas que uno haya forjado posteriormente sobre ese tema.

Es compleja la psique y estos son laberintos difíciles de transitar. La cultura se basa en esas ideas que nos hacen pensar en "bueno" o "malo", "agradable o "desagradable" etc. Y eso nos condiciona en muchos aspectos. De hecho nos comportamos de acuerdo a esas "creencias" personales o culturales o más bien una combinación de ambos condicionantes.

Y todo empezó por el olor y el sabor de las comidas…

¿Habrá forma de borrar los efectos de los procesos mentales debido a la experiencia y a la cultura?

Parecería como que no estar condicionado por prejuicios y posturas nos haría un poco más libres y conscientes, ya que no pondríamos en automático los procesos actuales de percepción, que pueden provocar afinidades y rechazos a situaciones y vivencias actuales.

Vivir el instante, como cuando éramos niños, con todo el conocimiento y vivencias acumuladas, pero con la frescura de percibir en el aquí y ahora y con mente crítica, podría hacer el efecto de modificar las reacciones que tenemos en forma automática y mejorar algunos aspectos de nuestras vidas, con un "aire fresco y renovado" que nos permita seguir creciendo, como lo hacen los niños.

Prof. Carla Manrique



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